Ariagona González agita un informe encargado por su partido como si fuera una denuncia independiente
S.Calleja
Lanzarote. Año 2025. El PSOE insular se ha despertado súbitamente preocupado por el turismo. Y no por cualquier turismo: por el suyo. Ese que incentivó, promocionó y autorizó sin rubor mientras presidía el Cabildo. Ahora, desde la cómoda bancada de la oposición, ha descubierto súbitamente los límites de la sostenibilidad. La palabra "moratoria" se ha hecho carne, y la portavoz socialista Ariagona González predica con la pasión de quien acaba de leer un informe recién encargado por su propio partido y, al parecer, jamás antes visto por ella misma.
La propuesta es simple y aparatosa: que el Cabildo de Lanzarote impulse una iniciativa legislativa ante el Parlamento de Canarias para suspender la concesión de nuevas licencias turísticas. Un acto de valentía retroactiva. Durante los años de gobierno socialista, ni una sola alarma sobre la presión turística sonó con esta urgencia. Entonces, la presión se llamaba "recuperación económica", y las camas turísticas eran un bien de interés estratégico. Se aprobaron más de dos mil nuevas plazas sin pestañear. Aquel crecimiento que hoy califican de insostenible, ayer se anunciaba con notas de prensa.
Pero el truco reside en el estudio. El informe de Gaia Consultores, presentado en mayo de 2023 por la expresidenta María Dolores Corujo, es ahora el ariete. Según sus datos, Lanzarote habría superado ampliamente su capacidad de carga turística. Un 21% de crecimiento en la “población turística equivalente” en dos años. Cifras impactantes, sin duda. Pero que nacen de un informe encargado ad hoc, durante un gobierno que sabía perfectamente que cualquier resultado no iba a entorpecer su agenda promocional.
¿Puede un partido gobernar promoviendo el desarrollo turístico y luego, al perder el poder, exigir su contención alegando un informe de su propia autoría? La respuesta es sí, si se carece de memoria o se desprecia la inteligencia del ciudadano. La política insular ha hecho de este tipo de malabares su especialidad. Es la vieja alquimia de transformar una acción de gobierno en una profecía de oposición.
González denuncia que el actual grupo de gobierno, presidido por Oswaldo Betancort, se escuda en “limitaciones legales” para no suspender licencias. Ella, sin embargo, exige que se actúe ya, que se detenga el crecimiento desbocado. Y lo hace como si el Cabildo no hubiese sido gobernado por su partido hasta hace apenas unos meses. Como si su grupo no hubiese silenciado —a golpe de trámite— cualquier intento de debate sobre límites turísticos mientras gestionaba el timón.
El resultado: un Partido Socialista que denuncia con vehemencia los efectos de sus propios actos, blandiendo como espada el informe que ellos mismos pagaron, mientras esperan que nadie recuerde que el turismo fue su criatura predilecta, su niño mimado, su industria estrella.
Bienvenidos a Lanzarote: la isla donde el pasado nunca es culpa del presente, y donde los informes nacen para justificar lo que ayer se ocultó. Y mañana, si se tercia, servirán para acusar a otros de no haber hecho lo que ellos jamás intentaron.