martes, 01 abril 2025

¡Viva México, cabrones! retumba en el carnaval más multicultural de Playa Blanca

Pejeverde

La calle habló. Y lo hizo alto, claro y con acento mexicano. Playa Blanca vivió este sábado uno de los momentos más vibrantes de su Carnaval 2025, con un coso que desbordó alegría, creatividad y pasión popular. Doce grupos de toque y baile, dieciséis carrozas y cientos de mascaritas desfilaron por un recorrido que, aunque nuevo, se ganó la ovación del público que abarrotó aceras, balcones y rotondas, desde Marcastell hasta la Avenida Salida a Femés.

 

Este año el Carnaval de Playa Blanca viajó simbólicamente a México lindo y querido. Y allí se quedaron durante horas miles de vecinos, vecinas y turistas, deslumbrados por catrinas coloridas, mariachis de postín, charros de sombrero generoso y hasta un inesperado guiño geopolítico con la aparición en el desfile de Donald Trump, claramente incómodo, caminando junto a Vladimir Putin.

El ambiente fue puro jolgorio. Hubo disfraces de todo tipo: desde elaboradas fantasías hechas a mano hasta creaciones recicladas con mucha imaginación y poco presupuesto. Porque en Playa Blanca, lo importante es participar, reírse, bailar y dejarse llevar. En eso, los mayores del municipio dieron una lección con su carroza mexicana y la energía contagiosa de su reina y rey, Rita Lombardy y Javier Cáceres.

 

El cambio de recorrido, planteado por el Ayuntamiento de Yaiza, fue una apuesta valiente y, a juicio de muchos, acertada. Permitió descentralizar el desfile y acercarlo a residentes y turistas de Costa Papagayo, que disfrutaron sin aglomeraciones de un espectáculo que cada vez gana más peso dentro del calendario insular. Así lo reconoció el concejal de Festejos, Daniel Medina, quien prometió afinar la propuesta de cara a 2026.

No faltaron los clásicos. Las comparsas Timanfeiros y Yaiseros, junto a la batucada Ritmos del Sur, pusieron ritmo a una tarde-noche que explotó en mil colores y sonidos. Y cómo no, allí estaba una vez más el Charlot lanzaroteño, Juan Medina, que a sus 84 años sigue encarnando con maestría al mítico personaje de Chaplin, convertido ya en emblema emocional del Carnaval conejero.

 

El alcalde Óscar Noda no escatimó elogios: “El coso de Playa Blanca fue una enorme y bella expresión de alegría colectiva e ingenio, pero también un gran ejemplo de convivencia que une pueblos hermanos”. Y es que eso fue exactamente lo que ocurrió: en una localidad cada vez más multicultural, México se convirtió por unas horas en punto de encuentro para la tolerancia, el humor y la emoción.

Y como siempre, tras el espectáculo, estuvo la maquinaria invisible. Personal de Festejos, operarios, cuerpos de seguridad, Protección Civil y hasta un hospitalito de campaña garantizaron que todo funcionara sin sobresaltos. Playa Blanca cumplió. La calle se desbordó. La gente se volcó. Y México fue el alma de una noche que quedará en la retina de quienes la vivieron.

 

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