La mejor promoción: generar confianza a nuestros turistas
La situación generada por la Covid-19 ha sumido a la isla de Lanzarote en unas circunstancias inéditas y sin precedentes en toda nuestra historia turística. Quién nos iba a aventurar a toda la sociedad lanzaroteña que íbamos a padecer la pandemia que se nos avecinaba y, sobre todo, cuál iba a ser el alcance y las lamentables consecuencias que este maldito virus ha traído y que nos está golpeando duramente en el terreno sanitario, económico, social, laboral y empresarial. Imposible haberlo previsto a primeros de este 2020, cuando Lanzarote se encaminaba con determinación, un año más, a seguir dando pasos firmes en la promoción y consolidación de un destino de calidad, sostenible y único en el mundo, debido a sus extraordinarios y diferentes atributos muy apreciados por todos nuestros mercados.
Por supuesto que es cierto que esta crisis supera con creces el ámbito insular, regional y estatal, pues los efectos de la Covid-19 han dinamitado cualquier previsión en torno a la industria turística mundial, pero no por ello debemos dejar de actuar e impulsar cuantas medidas y acciones estén a nuestro alcance, desde todas las administraciones implicadas, para que la isla inicie cuanto antes el camino de salida hacia la recuperación turística.
Más allá de la indudable conveniencia de diversificar el tejido productivo insular, para bien o para mal, a diferencia de otros destinos insulares y nacionales, la realidad se nos impone: en la actualidad Lanzarote depende en su práctica totalidad del Turismo, y ahora mismo es tiempo de actuar y tomar medidas que impidan la lenta agonía de nuestro primer y principal motor económico productivo: la industria turística local y todos los sectores asociados a la misma.
La urgencia de la situación requiere de la unión conjunta y el trabajo coordinado de todos los actores y sectores afectados por esta crisis para actuar sin demora y con contundencia, a fin de aprovechar la oportunidad que nos otorga nuestra benevolencia climática ante el inminente cierre de otros destinos competidores en los fríos meses que se avecinan. Es el momento de adoptar respuestas realistas y efectivas que además contemplen las propias características de la isla como destino.
Vuelvo a insistir una vez más: para Lanzarote, recibir entre 20.000 y 25.000 turistas al mes supondría la salvación del sector, y aunque estaríamos lejos de la situación boyante de años anteriores, impediría la lenta agonía de un sector empresarial y laboral muy afectado por la crisis, al tiempo que evitaríamos el hundimiento de nuestra economía.
Desde hace seis meses, nada más irrumpir la pandemia, en numerosas ocasiones y en todos los foros, he reclamado la necesidad de intensificar las acciones diplomáticas y de toda índole que sean necesarias para proceder a la apertura de corredores sanitarios seguros entre algunos de nuestros principales mercados turísticos y la isla de Lanzarote, tal y como nos confirman las numerosas y frecuentes reuniones que mantenemos con turoperadores y los diferentes organismos de Turespaña en las principales capitales europeas. Irlanda, sin ir más lejos, es uno de ellos, por poner un ejemplo, aunque no el único. Este mercado, junto con el británico, es un auténtico enamorado de la isla que nos echa de menos y lleva aguardando a que se flexibilicen las medidas de cuarentena sanitarias y se facilite la posibilidad de viajar, para poder volver a visitarnos y disfrutar de la isla.
Todos y cada uno de nosotros debemos ser conscientes, ahora más que nunca, de que el objetivo prioritario y más importante es generar confianza en nuestros principales mercados turísticos. Pero proporcionar confianza y tranquilidad por parte de un destino, no significa en modo alguno colgar el cartel de “Covid free”, ya que lamentablemente eso es imposible hasta que la vacuna sea una realidad accesible para la mayoría de la población o, al menos, hasta que se encuentren tratamientos que impidan la mortalidad de la enfermedad.
Generar confianza lo que sí implica es ofrecer todas las garantías a nuestro alcance para que cualquier persona que venga a Lanzarote se sienta segura al saber que el destino actúa de forma rápida y eficaz, con un sistema sanitario del primer orden como el que tenemos y con el establecimiento de todas las medidas óptimas que en este momento puedan ser aplicadas y puestas a disposición.
Quiero recordar que desde el primer momento Lanzarote y La Graciosa fueron las únicas islas en las que implantamos un plan insular de acción propio con un protocolo muy riguroso que nos está permitiendo detectar de forma efectiva cualquier posible contagio y actuar en consecuencia. Pero también, como vengo insistiendo desde hace meses, ya es inaplazable proceder a comenzar a realizar los test PCR en destino a todos los turistas y viajeros que lleguen a la isla, tanto nacionales como internacionales, como una medida adicional de seguridad, y en definitiva, como una medida propia de un destino líder y consolidado como lo es Lanzarote.
En el momento de escribir este artículo, estamos pendientes de la reunión que mantendrán este próximo lunes, día 28 de septiembre, los ministros de Turismo de la Unión Europea, a fin de determinar el protocolo que se seguirá en cuanto a la realización de PCRs – u otra prueba igualmente eficaz, más rápida, más barata y menos molesta, siempre que esté avalada por las autoridades sanitarias - de entrada y de salida a los turistas. Una fecha clave que debería poner fin a la incertidumbre y la inconcreción con la que estamos viviendo, tanto los destinos como el sector turístico, el próximo comienzo de la temporada de invierno. Muchos establecimientos alojativos esperan como agua de mayo la puesta en marcha de medidas contundentes y el anuncio de fechas concretas para no verse abocados, lamentablemente, a echar el cierre de forma inmediata.
A lo largo de toda esta crisis he echado de menos el establecimiento de una sola y única normativa común dentro de la Unión Europea en materia de medidas de sanitarias para viajar entre los países miembros, pero tristemente a día de hoy creo que sigue siendo un fracaso de la política intercomunitaria europea, del que todos los países nos debemos sentir responsables, máxime un momento como el actual que requiere de medidas extraordinarias y reglas de juego comunes en Europa, para salir entre todos más fortalecidos.
Aun así, con todo lo dicho anteriormente, insisto en que la mejor inversión y promoción que podemos hacer en estos momentos es en seguridad que genere confianza en nuestros turistas, de forma que todas las medidas que se impulsen podrían caer en saco roto si no continuamos en la línea de frenar, de forma drástica, la curva del nivel porcentual de contagios que se han producido en la isla desde agosto. La industria turística ha revelado toda su vulnerabilidad ligada a un terreno extremadamente cambiante y sujeto a diario a la evolución impredecible de la pandemia y al acierto de las acciones que llevemos a cabo entre todos.
Por ello, es evidente la necesidad del endurecimiento de las sanciones, pero sobre todo es absolutamente imprescindible la concienciación ciudadana y el compromiso individual de la población lanzaroteña, pues ahora mismo todos somos corresponsables para salir de esta crisis sanitaria y económica y es indispensable actuar con enorme responsabilidad para proteger nuestra salud y del resto de las personas.
No obstante, hay que resaltar que los últimos datos de la evolución epidemiológica en la isla nos invitan a ser moderadamente optimistas: afortunadamente la curva de contagios en Lanzarote ha ido descendiendo paulatinamente y hemos pasado de más de 330 contagios por cien mil habitantes, que fue el pico de la pandemia alcanzado el pasado 9 de septiembre, a los poco más de 95 casos registrados por cada cien mil habitantes, a fecha del pasado jueves, día 24.
Aunque estamos lejos aún de la ratio que establecen los principales mercados emisores (50 contagios por cien mil en el mejor de los casos como es Alemania), el descenso de la curva es un indicador alentador, pero será una condición irrenunciable seguir reduciendo drásticamente la cifra para poder iniciar lo antes posible el camino de la recuperación y volver a obtener la confianza de nuestros principales países emisores de turismo, flexibilizando sus restricciones hacia nuestro destino.
La dureza de la situación no es incompatible con mantener la esperanza, si tomamos al toro por los cuernos. En este sentido, contamos con un sector turístico empresarial, profesional y laboral maduro y lleno de buen saber hacer, que colabora con gran responsabilidad, esfuerzo y sentido común, como siempre lo han demostrado. Contamos con excelentes profesionales sanitarios, llenos de vocación, que no escatiman esfuerzos ni tiempo, en atajar la enfermedad y en protegernos a todos. La población lanzaroteña ha demostrado su capacidad de resistencia, de avanzar y adaptarse a las dificultades de un lugar tan bello como inhóspito, una población que tuvo que enfrentarse a condiciones adversas y a veces muy extremas en una isla que nunca se lo puso fácil.
Sin embargo, la historia nos demuestra que nuestras generaciones pasadas supieron salir adelante venciendo obstáculos, y abriendo caminos y oportunidades donde inicialmente sólo había adversidades. No me cabe duda de que lo volveremos a hacer y que saldremos adelante. Pero no nos engañemos: será como siempre ha sido, con la responsabilidad y el esfuerzo conjunto de todos.