domingo, 20 abril 2025

La tasa de Bustinduy condenará a las protectoras de Lanzarote al colapso

Foto. Pablo Bustinduy Amador, ministro de Pedro Sánchez

S. Calleja

Tener un perro en Lanzarote (en toda España) pronto será tan exclusivo como cenar en la estrella Michelin de Playa Blanca. Sí, porque el Gobierno central, en su infinita obsesión por subirnos todo lo que pueda subirse, ha decidido que los dueños de mascotas no podían quedarse fuera del festival recaudatorio. Ahora, además del pienso, las vacunas y las visitas rutinarias al veterinario, llega un nuevo menú de gastos para quienes compartan vida con un perro. Y no es barato.

Según lo que ya denuncian los propios veterinarios, el 2025 viene cargadito. Se habla de entre 1.000 y 1.400 euros extra al año por perro. ¿La razón? Primero, porque usar antibióticos para tratar a tu mascota será casi un trámite burocrático. Antes bastaba con un diagnóstico, pero ahora hará falta tomar muestras, enviarlas a laboratorio y hacer un antibiograma. ¿Precios? Análisis de laboratorio: entre 80 y 150 euros. Cultivos bacterianos: otros 50 euros. Y cada consulta veterinaria, entre 40 y 60 euros. Todo para tratar, por ejemplo, una simple otitis. Sumen y respiren.

Por si fuera poco, el seguro de responsabilidad civil pasa a ser obligatorio para todos los perros. No importa si tienes un mastín o un chihuahua. A pagar, mínimo 50 euros al año. Las aseguradoras, por supuesto, encantadas con este nuevo filón. En una isla donde llegar a fin de mes ya es deporte extremo, ahora también toca asegurar al perro.

Pero ahí no acaba la broma. El Gobierno estudia imponer una tasa anual por el hecho de tener perro. Así, sin más. Como si fuera un impuesto revolucionario por la compañía canina. La cifra que se baraja oscila entre 1.000 y 1.400 euros. La excusa oficial: fomentar el bienestar animal. La real: llenar las arcas y mantener unos cuantos chiringuitos bajo la etiqueta de “protección animal”.

Y mientras tanto, ¿qué hacen nuestros diputados? ¿Dónde están los representantes canarios y lanzaroteños que deberían defender a sus vecinos? Bien callados. Muy ocupados en discursos vacíos mientras la gente de a pie se enfrenta a otra subida más.

 

Y ahora, la consecuencia más amarga: muchas familias no podrán asumir estos gastos y no tendrán más remedio que entregar a sus mascotas en las protectoras de animales de Lanzarote. Centros que, dicho sea de paso, ya funcionan al límite de su capacidad. Lo que empezó como una medida para el bienestar animal puede acabar colapsando a quienes cuidan de verdad de los animales abandonados.

Así que prepárense. En Lanzarote, tierra donde sobrevivir ya es complicado para algunos, ahora también habrá que hacer números para ver si se puede permitir uno el lujo de un perro. Porque entre pagar el pienso, el seguro, los análisis, las consultas y la posible tasa, quizá haya que elegir entre darle de comer al perro o poner gasolina al coche.

La pregunta es sencilla: ¿de verdad vamos a seguir tragando con esto sin rechistar? Porque en esta isla, hasta los perros pagan el precio del milagro económico del "cartón piedra".

 

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