Del caos a la eficiencia: el Área de Acampada de Papagayo se convierte en modelo de gestión pública
Pejeverde
Papagayo rebosa. No de sol ni de salitre —que también— sino de tiendas, autocaravanas y satisfacción ciudadana. El Área de Acampada más icónica del sur de Lanzarote ha rozado el lleno absoluto durante esta Semana Santa: un 98% de ocupación, un dato inédito que coloca al recinto en la cima de su particular historia de transformación. Hace no tanto, hablar de acampar en Papagayo era sinónimo de irregularidad, polvo y falta de servicios. Hoy, gracias a una intervención integral del Cabildo de Lanzarote, es un ejemplo de gestión pública eficiente y sostenible.
Las cifras hablan por sí solas. A día 15 de abril, apenas quedan siete reservas disponibles para casetas pequeñas. Y no por desinterés, sino porque la demanda ha desbordado las previsiones. El consejero responsable del Área, Samuel Martín, no esconde su satisfacción: “Las inversiones han mejorado la experiencia del usuario y protegido el entorno”. En un momento donde lo público a menudo se percibe como ineficiente, Papagayo demuestra que con planificación y voluntad, los resultados llegan.
Lo que antes era tierra y quejas, hoy es litio y accesibilidad. La transformación no se queda en lo estético. Se han instalado baterías de litio con capacidad de 150 kW/h, tres nuevos cargadores eficientes y una pasarela de 25 metros que permite a personas con movilidad reducida acceder al baño con seguridad. Además, hay 14 columnas de agua nuevas, un depósito principal de 60 metros cúbicos reparado y 13 flamantes piletas de acero inoxidable que han jubilado al viejo lavadero de guerra.
La seguridad eléctrica también ha dado un salto cualitativo con el reemplazo total de conexiones obsoletas, y se han hecho mejoras sustanciales en zonas de barbacoa, señalética, pavimentos y recogida de residuos. Todo ello, con una inversión que supera los 100.000 euros, en coordinación con el Ayuntamiento de Yaiza, que ha aportado en accesos y mejora paisajística.
Pero más allá del dinero, hay una idea de fondo que guía el proyecto: ordenar lo que durante años fue caótico. Martín insiste: “Queremos consolidar Papagayo como un modelo de acampada ordenada, sostenible y segura”. Y para muchos usuarios, lo están logrando.
El recinto permanecerá abierto hasta el 20 de abril. Hasta entonces, Papagayo es una pequeña ciudad efímera junto al mar, donde convivir en comunidad bajo las estrellas ya no implica renunciar a la seguridad, la comodidad ni al respeto ambiental. Quienes deseen formar parte de esta experiencia transformada pueden consultar plazas y condiciones en acampadapapagayo.com.