Lluvias e inundaciones: el Consejo de Aguas devuelve la pelota a los municipios

Pejeverde

Las lluvias del pasado sábado en Lanzarote dejaron cerca de 100 milímetros de agua en apenas tres horas. Inundaciones en Arrecife y Costa Teguise, calles anegadas, viviendas afectadas y el enésimo episodio de una isla mal preparada para eventos extremos que ya no son excepcionales.

Tres días después, el Consejo Insular de Aguas de Lanzarote (CIAL) ha salido al paso de las críticas con un comunicado que suena más a reproche que a explicación. Agradecen —sí— el trabajo del Consorcio de Seguridad y Emergencias y de los ayuntamientos, pero no se muerden la lengua cuando se trata de responder a los alcaldes que les han responsabilizado del caos.

El CIAL afirma que no es su competencia ejecutar ni gestionar redes de aguas pluviales urbanas. “Eso es cosa de los municipios”, insisten, apelando a la Ley de Aguas. Lo suyo es el control del dominio público hidráulico, la vigilancia de cauces y la cooperación institucional. Poco más.

En el caso concreto de las laderas de Arrecife, donde muchas miradas han apuntado tras las riadas, el Consejo lanza un mensaje aún más claro: ese terreno es privado, rústico y no hay dominio público hidráulico. O lo que es lo mismo: no pueden hacer nada ahí, salvo que el Ayuntamiento de Arrecife lo recalifique y lo integre en su patrimonio público.

La nota institucional es técnica, pero también política. Quieren dejar claro que no les toca asumir culpas ajenas. Que los planes de saneamiento redactados por el Cabildo deben contar con el respaldo urbanístico del Ayuntamiento. Que no es justo que quienes no actúan se quiten ahora el barro de encima culpando al organismo hidráulico.

El Consejo concluye diciendo que seguirá colaborando con todas las administraciones en lo que esté dentro de sus competencias: limpieza de cauces, mantenimiento y gestión del ciclo integral del agua. Lo que no harán, parece, es tragarse ni una gota más de las acusaciones de otros.