sábado, 02 agosto 2025

OPINIÓN.Permitan que Arrecife avance.LEANDRO DELGADO, PODEMOS ARRECIFE

LEANDRO DELGADO . PODEMOS ARRECIFE

El estancamiento prolongado en el que se encuentra la ciudad de Arrecife tiene  que acabar. Es insostenible este continuo estado de las cosas. La desidia perpetua,  instalada en el salón de la casa de todos, obstaculiza el avance de una sociedad  arrecifeña que está sufriendo en carne propia las consecuencias de la inoperancia  municipal, cuyo proceso parece ser lo único que camina invariable desde al  menos los últimos doce años. En este contexto, un ayuntamiento dedicado  exclusivamente a la gestión de la rutina es también una administración atrofiada;  si además añadimos la falta de recursos técnicos y la incapacidad política para  sacarla del atascadero nos queda un ente local anquilosado.    La gestión de la rutina está bastante ligada a un factor inmovilizante: La  mediocridad. Reflexionar sobre este aspecto sirve como ejercicio para iniciarse en  la comprensión de las acciones incongruentes, de las decisiones absurdas y de los  despropósitos que emanan, con preocupante regularidad, de la institución más  cercana a la gente. La mediocracia es la forma que ha adoptado la administración  capitalina para gestionar el municipio. No ir más allá de lo estrictamente  necesario; no hacerse preguntas ni hacerlas, ya que eso implica buscar soluciones.  Sin embargo, este relajo tiene consecuencias nefastas para la ciudadanía: Me  viene a la mente el caso de Tana Hernández, el pibe de Valterra que pasó seis años  postrado en una cama sin poder salir de su vivienda, las familias de las casas de  Titerroy o los recientes derribos de dos inmuebles con valores patrimoniales en  plena Calle Real, por poner ejemplos distintos pero representativos.    Otro de los factores que impide soltar el amarre de la inoperancia municipal es la  inexistencia de una hoja de ruta. Tampoco existe siquiera una idea de ciudad, algo  tan básico y necesario para empezar la reconstrucción. Saber a qué puerto  dirigirse y cuál debe ser el trayecto son pautas esenciales para no perderse en el  mar de la incoherencia. En los últimos diecisiete meses también han evitado  tenerlas en cuenta. Hemos pasado de estar a la deriva, durante la Administración  de Eva de Anta, a zozobrar por causa de los histéricos zarandeos de la  Administración de Astrid Pérez, más preocupada por representar ajetreadas  coreografías en una grotesca ficción de movimiento. En cualquier caso, la  sensación de que nadie está al timón es real. Sin una dirección clara, con poca  voluntad para atender propuestas y con la prepotencia por bandera la llegada a  buen puerto parece complicada, sobre todo porque el barco está girando en  círculos sobre sí mísmo.    A río revuelto ganancia de pescadores. Este dicho tan popular podría resumir  conceptual y gráficamente lo que, a mi juicio, pasa en Arrecife. Hay un sector de la  sociedad, de agentes sociales mejor dicho, que no quieren que la ciudad de  Arrecife se organice, se desarrolle y se convierta en una de las principales capitales  de estas tierras isleñas. A estos agentes sociales no les interesa el orden, están 
más cómodos en el caos. Es más fácil sacar provecho de la confusión que ir a  buscarlo dentro de un marco comunitario de beneficios. Pasar por las mismas  responsabilidades y deberes que cualquier hijo de vecino les supone un hastío; las  normas que las cumplan los toletes que pagan impuestos. Si la predisposición  hubiese sido otra y los intereses comunes, hace tiempo que Arrecife hubiese  tenido un Plan General de Ordenación Urbanística en lugar de una ristra de  modificaciones parciales ad hoc.    La construcción de la ciudad es una tarea colectiva. Permitir que Arrecife avance  es iniciar un proceso de entendimiento y consenso básico entre todos los sectores  sociales y principalmente entre los distintos partidos políticos. Permitir que  Arrecife avance significa empezar por poner orden en la casa, saneando una  administración local viciada. Avanzar en un proyecto conjunto, de todos y para  todos, dejando atrás el cortoplacismo del beneficio inmediato y del electoralismo  indecente. En el avance no cabe seguir utilizando las viejas fórmulas que nos han  dejado en el pozo, se trata de encontrar el camino mediante propuestas valientes,  comprometidas y solidarias con la causa común. Es primordial comprender que  sobre las ruinas de su identidad es imposible levantar una ciudad que avance, que  cortando las raíces de su singularidad se la banaliza y condena al olvido. Dejen  que Arrecife avance, ganaran ustedes y ganaremos todos. 
 
 
 
 
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