miércoles, 14 mayo 2025

La nueva tubería entre Montaña Mina y Mozaga promete resolver un problema histórico

Pejeverde

 El Cabildo de Lanzarote ha dado luz verde a una obra de esas que no lucen, pero que importan. El Consejo de Gobierno insular aprobó este miércoles 14 de mayo el proyecto, el pliego y el presupuesto para una nueva tubería de distribución de agua en la Línea Centro de la isla. La inversión asciende a 6.251.330,23 euros y pretende resolver un problema tan viejo como estructural: el desequilibrio en el suministro de agua potable.

La nueva infraestructura, financiada en un 80% por el Fondo de Desarrollo de Canarias (FDCAN) y el resto por fondos propios del Cabildo, conectará Montaña Mina (San Bartolomé) con Mozaga (Tinajo). Una obra con lógica hidráulica: aliviar una red antigua e insuficiente, y preparar el terreno para una red insular capaz de abastecer a cada pueblo, sin excepciones ni excusas.

El presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, lo ha vendido con tono técnico y vocación de futuro: “Dotará a Lanzarote de una nueva y moderna red de distribución de agua y conseguirá, tras la culminación de la Línea Norte, que la isla esté en condiciones de recibir agua potable de mejor calidad en todos y cada uno de los pueblos”. También ha querido subrayar que el proyecto responde tanto al aumento de población como al repunte de la actividad agrícola.

La obra se licitará en dos lotes. El primero afecta al tramo que discurre por el municipio de Teguise, con una partida de 1.584.811,89 euros y un plazo de ejecución de nueve meses. El segundo corresponde al municipio de San Bartolomé, con 4.666.516,34 euros asignados y una duración prevista de 18 meses. Así lo ha detallado la consejera de Hacienda, María Jesús Tovar, responsable del área que gestionará la contratación de los trabajos. La consejera también ha reconocido la coordinación interna para no perder la financiación del FDCAN, en lo que ha calificado como “un proyecto de enorme magnitud”.

Esta intervención forma parte de una estrategia más amplia, según insiste Betancort, que abarca todo el ciclo integral del agua: producción, transporte, depuración, saneamiento y riego. Un discurso técnico que busca enterrar, al menos por ahora, la histórica desconfianza ciudadana hacia una red de abastecimiento que ha fallado tantas veces como promesas ha acumulado.

No hay inauguraciones todavía. Ni zanjas abiertas. Pero el compromiso está sobre el papel, con cifras, nombres y plazos. Si todo va según lo previsto, y si las obras no se eternizan, Lanzarote podría empezar a cerrar una de sus grietas más profundas: la de no saber si mañana saldrá agua del grifo.

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