Bienestar Social refuerza en verano y Navidad el apoyo domiciliario a hogares con dependientes

Pejeverde

En Arrecife, hay familias que no aparecen en las estadísticas de empleo ni en los indicadores económicos. Son las que cuidan. A diario. Sin turnos, sin baja laboral, sin vacaciones. Son madres, hijos, hermanos que han convertido el salón de su casa en una sala de cuidados paliativos, el baño en un centro de atención primaria y la nevera en el único dispensario posible. A esas familias va dirigido el Programa de Respiro Familiar que, por segundo año consecutivo, activa el Ayuntamiento de Arrecife a través del Área de Bienestar Social.

Este martes, 1 de julio, se pone en marcha la nueva edición del servicio, que multiplica por 50 la cobertura respecto a la experiencia piloto de 2024. La concejala responsable, Maite Corujo, anuncia casi 15.500 horas de atención para 150 familias, todas ellas usuarias actuales del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD). El dato contrasta con las 300 horas que se ofrecieron el pasado año, dirigidas entonces a apenas 20 hogares.

“El salto es abismal”, admite Corujo, que pone el foco en el alivio que puede suponer esta medida en hogares donde la vida gira en torno a la dependencia. La edil subraya que no se trata solo de asistencia práctica. “Queremos ofrecer un respiro real desde una perspectiva centrada en el ocio y el bienestar”, añade. No es poca cosa.

El servicio, como el año anterior, se prestará mediante apoyo domiciliario profesional. Pero esta vez incluye acompañamiento activo y actividades que vayan más allá del simple relevo. Se intenta que, durante unas horas, el cuidador desaparezca del rol de enfermero involuntario y recupere, aunque sea de forma parcial, su identidad propia. No como paciente. No como familiar. Como persona.

La intervención no se activa de forma automática. Un equipo técnico valora previamente el caso: nivel de dependencia, edad, red de apoyo, situación económica, sobrecarga emocional… solo si se detecta una necesidad real se pondrá en marcha el relevo. Además, habrá refuerzo específico en verano y en diciembre, cuando la presión doméstica aumenta.

Este programa no es una solución estructural. No va a resolver el envejecimiento, ni la precariedad, ni la desprotección familiar. Pero sí ofrece un tiempo valioso a quienes viven atrapados entre la responsabilidad y la impotencia. Un respiro, literalmente.