El Cabildo impulsa un estudio clave para modernizar los regadíos del norte de la isla
Pejeverde
El Cabildo de Lanzarote da un paso determinante para blindar el acceso al agua de riego en la zona norte de la isla. A través de la contratación de la empresa pública Tragsa, la primera Corporación insular impulsa la elaboración de un ambicioso estudio que permitirá conocer a fondo la realidad actual de los regadíos en los municipios de Teguise y Haría, y sentar así las bases para la creación de una red independiente de distribución de agua destinada exclusivamente a uso agrícola.
El presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, enfatizó la trascendencia de este proyecto para un sector que lleva demasiado tiempo exigiendo soluciones. "Nuestros agricultores llevan décadas demandando mejoras en materia de agua de riego, por lo que es vital crear sistemas propios de producción y distribución de agua que garanticen el acceso a estos recursos hídricos fundamentales", aseguró Betancort.
El estudio encargado servirá como diagnóstico inicial para detectar las necesidades específicas de la zona y diseñar una infraestructura moderna, adaptada a las características de los cultivos y del terreno. Entre las actuaciones previstas destaca la posible construcción de una planta desaladora, además de depósitos y balsas de agua estratégicamente ubicadas para maximizar la eficiencia del recurso hídrico. Todo ello acompañado de un Sistema de Información Geográfica (SIG) que permitirá monitorizar en tiempo real el estado de los regadíos y planificar su evolución a futuro.
Betancort recordó que este esfuerzo se suma al convenio firmado en junio de 2024 con SEIASA para modernizar los regadíos de Tinajo y Teguise, con una inversión de 24,4 millones de euros. "Nuestra intención ahora es ejecutar este mismo proyecto en otras zonas del norte y nordeste de la isla para que las fincas agrícolas también cuenten con una red independiente de agua para riego", detalló el presidente insular.
Con este paso, el Cabildo reafirma su apuesta por el sector primario y la defensa del paisaje agrícola de Lanzarote, un patrimonio cultural y natural que enfrenta numerosos desafíos para sobrevivir en el contexto actual. "Este proyecto es mucho más que infraestructura", concluyó Betancort. "Es un compromiso con nuestra tierra, con nuestros agricultores y con las generaciones futuras que merecen heredar una isla sostenible y productiva".