lunes, 22 diciembre 2025

Éxito en Tenerife y sequía en Lanzarote: la reflexión agridulce de Nino Díaz sobre nuestra cultura

Nino Díaz

Arrecife, 22 de diciembre de 2025

De nuevo en Lanzarote, después de una semana de grandes emociones en Santa Cruz de Tenerife.
Resulta difícil describir con palabras lo allí vivido. Justo un año después de que el Auditorio de Tenerife me pusiera ante uno de los grandes retos de mi carrera —componer un doble concierto para tuba, percusión y orquesta—, el pasado lunes comenzaron los ensayos y, el jueves 18 y el viernes 19, llegó la hora de la verdad ante más de 3.500 espectadores. Y, por si fuera poco, compartiendo programa con la Novena Sinfonía de Beethoven.

Al frente de la construcción de este sueño estuvieron los solistas Paco Díaz (percusión) y Eduardo Martín (tuba), junto a la Orquesta Sinfónica de Tenerife, bajo la batuta del maestro Pablo González.

Un gran reto para todos nosotros y una apuesta valiente tanto del Auditorio como de la Orquesta Sinfónica de Tenerife.
Los compositores, por primera vez en la historia de la música culta, hemos pasado a ser el último eslabón de la cadena de valor. La mercantilización de la cultura ha provocado que la rentabilidad económica, en muchos casos, empañe otras obligaciones fundamentales de las instituciones públicas, que —como indica el Título I de la Constitución Española, sobre los derechos y deberes fundamentales— deben promover y tutelar el acceso a la cultura, la protección del patrimonio y la creación artística.

Todo ello me traslada a la realidad agridulce de mi isla, Lanzarote, que por motivos difíciles de entender y a pesar de aferrarse con uñas y dientes a la figura del artista César Manrique, ha mantenido la cultura en la reserva durante muchas décadas. Y aunque en los últimos años se perciben ciertos cambios en algunos ayuntamientos, seguimos a muchas décadas de distancia de una sociedad moderna, plural y multicultural propia del siglo XXI. Lanzarote es la isla con menor inversión en cultura, con menos infraestructuras culturales y con una gestión cultural profesional bajo mínimos y en constante retroceso.

¿Para cuándo un gran auditorio insular? Sí, y digo auditorio y no palacio de congresos, porque son infraestructuras que no tienen nada que ver entre sí.
¿Para cuándo un conservatorio profesional de música con una oferta oficial reglada?
¿Para cuándo una Banda Insular de Música profesional?
¿Para cuándo una Orquesta Sinfónica de Lanzarote y Fuerteventura? Una propuesta que Jerónimo Saavedra ya planteó a finales del siglo pasado.

Dejo aquí mi carta a los Reyes Magos y regreso al motivo central de este texto.

Los dos conciertos de la semana pasada fueron espectaculares, con un auditorio entregado tanto a la Novena de Beethoven como al estreno mundial de fade-out #15. En palabras del director, se trataba de “una creación atrevida, imprevisible, llena de contrastes y de tensión dramática, cuya riqueza rítmica y expresividad se ven reforzadas por la complicidad de los solistas, ambos miembros de la Sinfónica y profundos conocedores del lenguaje de Nino Díaz”.

Finalizo compartiendo uno de los más de cien mensajes recibidos, en la mayoría de los casos de personas desconocidas:

“…me gustaría felicitarte por tu obra, que escuché con asombro y admiración por todo lo que comunicas, la cantidad de recursos tímbricos que eres capaz de extraer de cada instrumento, la variedad de ambientes sonoros que pintas a cada paso… No me lo podía creer. Lo que comentamos luego con las personas que me encontré a la salida es que nos mantenías en vilo por lo que pasaría al instante siguiente. El reto para los instrumentistas tuvo que ser formidable y dieron la talla, con creces, sobre todo los solistas. ¡¡¡Me fascina tu arte, Nino!!!”

Felices fiestas.

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