Falsificadores de tarjetas PMR en Lanzarote explotan a los muertos: Una nueva bajeza
S.Calleja
La insensibilidad de algunos ciudadanos en Lanzarote, utilizando tarjetas de estacionamiento falsas o caducadas para Personas con Movilidad Reducida (PMR), ha cruzado una línea moral y ética inaceptable. La Policía Local de Arrecife ha intervenido en el último año un total de 10 tarjetas fraudulentas, evidenciando no solo un desprecio por la ley sino, más profundamente, por los derechos y necesidades de las personas con movilidad reducida. Lo más alarmante de esta situación es el descubrimiento de que entre las tarjetas fraudulentas se incluía una a nombre de una persona fallecida en 2019, lo que subraya el grado de insensibilidad y falta de escrúpulos de los infractores.
Este uso indebido de las tarjetas PMR por parte de familiares o cuidadores de los titulares, que en muchos casos ya ni siquiera están vivos, es una muestra de egoísmo y una clara violación de la confianza y el respeto que deberíamos tener hacia las personas con discapacidad. Además, el intento de falsificar fechas de caducidad añade una capa de delito a la falta de moralidad, demostrando una premeditación y un esfuerzo para engañar no solo a las autoridades sino a la sociedad en general.
Es esencial recordar que las tarjetas de estacionamiento para PMR son un derecho otorgado a individuos que enfrentan desafíos diarios significativos. Este privilegio está diseñado para facilitar su movilidad y acceso a servicios y espacios públicos, siendo, por tanto, personal e intransferible. El abuso de este sistema no solo perjudica a las personas con movilidad reducida sino que erosiona la confianza en las medidas de apoyo establecidas para ayudarles.
El Ayuntamiento de Arrecife y la Policía Local están tomando medidas para combatir esta problemática, incluyendo la implementación de nuevas tecnologías como hologramas y tintas especiales. Sin embargo, la tecnología por sí sola no puede erradicar la falta de conciencia y sensibilidad hacia las necesidades de los demás. Es fundamental que como comunidad, reforcemos los valores de empatía y respeto, y denunciemos activamente cualquier abuso de los recursos destinados a apoyar a las personas con movilidad reducida.