miércoles, 24 abril 2024

OPINIÓN Qué coñazo de campaña electoral en Lanzarote

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En el escenario político español, y más concretamente en Lanzarote, nos encontramos con una situación que resulta francamente agotadora: las constantes campañas electorales que se repiten cada pocos años. El título de este artículo de opinión creo que resume el sentimiento que muchos ciudadanos de nuestra isla experimentamos ante este panorama: "¡Qué coñazo de campaña electoral en Lanzarote!".

En mi humilde opinión, el estado de salud de la política no es el mejor. La clase política insular, al igual que en otros lugares del país, está plagada de mensajes y promesas manidas que resultan poco creíbles en la mayoría de los casos. Los políticos de Lanzarote parecen ser el prototipo de paciente que acude a atención primaria con múltiples enfermedades crónicas. No se ocupan realmente de los verdaderos problemas de la sociedad y existe una gran distancia entre ellos y los ciudadanos, demasiadas capas que dificultan la conexión real con los profesionales y usuarios.

Una de las cuestiones que se pueden plantear es si es sano para la democracia tener que votar cada cuatro años y, en ocasiones, incluso dos veces en un mismo año con pocos meses de diferencia, como ocurrirá este año. Personalmente, considero que esta frecuencia de elecciones no solo resulta poco saludable, sino que también se convierte en un auténtico coñazo, con perdón de la expresión.

Si bien es cierto que el acto de votar es fundamental para el funcionamiento de una democracia, el problema radica en que las campañas electorales suelen repetir los mismos discursos y promesas una y otra vez, sin que se vean avances significativos en la realidad. Que nos lo digan a los que somos de Lanzarote y escuchamos cosas como el Palacio de Congresos, el Plan general de no se sabe ya donde, La Geria y sus problemas, un campus, los cuarteles   o ayudas a los más necesitados. Este ciclo de campañas cansinas puede llevar a la desilusión y al desapego por parte de los ciudadanos, quienes perciben que sus necesidades y preocupaciones no son verdaderamente atendidas.

Además, es preocupante la falta de renovación y de ideas frescas en el panorama político. Muchos políticos parecen estar más interesados en mantener su posición y su poder que en trabajar por el bien común. Esto genera una sensación de estancamiento y falta de progreso que afecta directamente al estado de salud de la política lanzaroteña.

En este sentido, sería deseable que los políticos abandonaran los discursos vacíos y las promesas incumplidas, y se centraran en propuestas concretas y realistas que aborden los problemas reales de la sociedad. La transparencia y la rendición de cuentas también son aspectos clave para mejorar el estado de salud de la política. Los ciudadanos necesitan ver resultados tangibles y sentir que su voto tiene un impacto real en la toma de decisiones.

Además, es fundamental fomentar la participación ciudadana y facilitar el acceso a la información. La política no puede ser un tema exclusivo de los políticos, sino que debe ser un espacio abierto a la participación y al debate. La sociedad civil tiene mucho que aportar y es necesario que se sienta escuchada y tenida en cuenta.

En conclusión, la política española, incluyendo el ámbito insular de Lanzarote, necesita un chequeo completo. La repetición constante de campañas electorales con mensajes poco creíbles y a veces al oírlos parece que nos traten como a niños.

 

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