Proa al marisco, rumbo a varadero: nueva comedia viral con factura pendiente
S.Calleja
El 3 de septiembre, es decir , ayer, la Federación Insular de Barquillos anunció la suspensión de todas las actividades "por falta de respaldo" señalando al ayuntamiento de Arrecife. Horas más tarde, respondió el consistorio con documentación en mano: en el año 2023 se realizaron pagos por un total de 25.000 €; se ha justificado un monto de 6.403,13 €, mientras que 18.596,87 € permanecen sin justificación. Se ha emitido un informe de Intervención con fecha 22/10/2024 (número 2024-1197) y un decreto del 02/09/2025 que solicita la devolución de la parte no justificada. La regla es clara: si hay asuntos pendientes del 2023, no se otorgan ayudas para el 2024. Punto y final.
La secuencia de eventos resulta tan simple como incómoda: primero la declaración lamentandose y después la presentación de documentación detallada. Dentro de esta documentación se incluyen solicitudes de corrección, subsanaciones y, según afirma el Ayuntamiento, justificaciones que no concuerdan con los pagos realizados. No se trata de un relato épico, sino de cuestiones contables. La contabilidad cumple su función aunque pueda resultar dolorosa.
Además, surge una interrogante: ¿cuándo se convirtió Intervención en un héroe de la limpieza contable debido al concierto de Alejandro Fernández? ¿Ahora se le ve como "malo"? ¿O sigue siendo el mismo árbitro implacable pero con su atención dirigida en otra dirección?
Seamos claros, directos y afectuosos. Cuando se recibe una suma de 25.000 € de fondos públicos, es necesario presentar facturas que concuerden con los beneficiarios y las cuentas a las que se transfieren los fondos. Si un año después aún quedan 18.596,87 € sin justificar, la responsabilidad no recae en el Ayuntamiento, sino en el individuo. La vela latina es una tradición valiosa, por lo tanto, merece un tratamiento meticuloso con documentos bien respaldados en lugar de un cierre repentino por temas administrativos.
Pensemos en las consecuencias para aquellos que se quedan en el puerto: deportistas que entrenan, familias que planean sus domingos y patrocinadores que esperan el calendario. Cancelar una liga debido a un problema administrativo en lugar de uno meteorológico o presupuestario es más frustrante que quedarse varado en medio de una regata. Esta situación es evitable: llevar un registro adecuado, contar con facturas congruentes y cumplir con los plazos establecidos.
Finalicemos de manera práctica, sin exageraciones. Si se justifica lo pendiente, la temporada seguirá su curso. De lo contrario, se deberá reintegrar el monto y empezar de nuevo en la próxima ocasión. Centrémonos en lo esencial: ¿qué se ha justificado, qué no, cuándo se realizó la notificación y quién fue el responsable de cada acción? Esto es lo habitual en una isla pequeña donde todos nos conocemos y la historia documentada no se olvida.