lunes, 01 septiembre 2025

Vanesa Martín en Dolores: la voz que Tinajo esperaba para cerrar el fin de semana grande

Pejeverde

El aroma de Mancha Blanca ya flota en el aire de Tinajo. Aquí, septiembre no es tiempo de contemplar; es tiempo de vivir. Promesas, artesanía, ventorrillos y una romería que vuelve a colocar a la Virgen de Los Dolores en el centro del mapa emocional de Lanzarote. Estas fiestas son como una casa abierta: entras por la devoción y te quedas por la música, el folclore y ese reencuentro anual con los tuyos.

La agenda arranca clara. El lunes 1 hay campeonatos para los chinijos y bola canaria femenina: lo de siempre, pero imprescindible. El martes 2 y el miércoles 3, talleres de empleíta; y el lunes 8, roseta tradicional. Esta tradición se aprende con las manos y se guarda con paciencia. Porque la fiesta también va de cuidar lo que nos hizo.

El ritmo sube el viernes 5: fiesta de la espuma, senderismo, los primeros pasos de la Tinajo You Trail y el salto inicial del Torneo de Baloncesto Los Dolores 2025. Al día siguiente, sábado 6, llegan las carreras de 33, 14 y 8 kilómetros, la entrega de trofeos y, al caer la tarde, los ventorrillos: esas barras donde el tiempo se detiene entre una parrandita y otra.

El martes 9, el CD Tinajo pronuncia el pregón por su 50.º aniversario con música de aquí (voz, guitarra y timple; nada más y nada menos). El miércoles 10 marca la inauguración de la 36.ª Feria de Artesanía de Lanzarote, la columna vertebral de la semana. Risas con humor canario y Día del Niño el jueves 11; folclore en voz alta el viernes 12 con el Encuentro Nanino Díaz Cutillas: tradición, sin imposturas.

Y entonces llega el día grande, el sábado 13. Dos eucaristías, romería desde el campo de fútbol, ofrendas a la Virgen y el Baile del Romero con parrandas que encienden la plaza: El Pajullo, El Botellín, Son del Norte, El Golpito, Pal Porrón. Es de esas tardes que se quedan: mujeres de mantilla de encaje, hombres con sombrero y una plaza que late al ritmo de los bailadores.

El domingo 14 llega el golpe musical: Vanesa Martín (21:00 h). Pop confesional, estribillos que se pegan y letras que se quedan como el salitre. Para las familias, el día arranca suave —feria abierta, juegos y fotos con personajes— y termina con la voz cautivadora de una artista que llena plazas porque, más allá de cantar, cuenta historias. Después, verbena popular para cerrar la noche con sonrisas.

El lunes 15 es día de solemnidad: misa en la explanada presidida por el obispo y clausura de la feria por la noche. Luego, peregrinaciones finales los días 16 y 17 antes de volver al pulso de siempre, que no es poca cosa.

En esencia: el sábado manda la tradición; el domingo, Vanesa Martín. Dos noches para el mismo fin de semana grande de Dolores. Y, entre medias, todo lo que nos define cuando nos juntamos: artesanía, deporte, música de aquí y esa fe sencilla que no necesita megafonía para escucharse.

 

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