domingo, 17 agosto 2025

Memoria y método: así se reconstruye una casa social en el Charco de San Ginés

S.Calleja

En Arrecife

En Arrecife, existen sitios que actúan como marcadores de la vida cotidiana en la zona. Mientras que el Charco de San Ginés indica el nivel del agua, la Casa del Miedo refleja el estado de la sociedad. Tras un periodo de declive, actualmente ha recuperado su verdadera esencia: un espacio comunitario arraigado en la vida marítima con sus propias instalaciones, mobiliario y horario de funcionamiento.

 

El trayecto de este lugar es una historia simple. Un grupo de jóvenes de la época de un arrecife más antiguo, encontró refugió en una casa en mal estado en la orilla; el nombre surgió naturalmente: entrar generaba temor y disfrutarlo también era "de miedo". A partir de ahí, se desarrollaron actividades como vela latina, celebraciones de carnaval y encuentros sociales en torno al Charco. La Casa del Miedo no surgió de reuniones formales, sino de la vida cotidiana, entre juegos de cartas, comidas tradicionales y festividades.

 

 

Experimentó altibajos, cambios de ubicación y lecciones sobre convivencia. Como todo espacio comunitario, tuvo momentos prósperos y difíciles: perdió su sede, atravesó épocas de escasez y un periodo de decadencia que la dejó desorientada, aunque el apego por el Charco se mantuvo fuerte.

 

 

 

Hace tres años, conflictos con algunos vecinos (por humo, olores y molestias) recordaron una verdad esencial: la vida social no puede prosperar si se ignora a quienes comparten el mismo entorno. A veces, la madurez se manifiesta a través de advertencias como estas.

 

Desde 2024, con un nuevo liderazgo y una programación renovada, se ha trazado un camino claro: eventos culturales, relatos orales de la comunidad, actuaciones corales y un compromiso explícito de reconectar con los fundadores y la realidad actual del Charco. Las reaperturas y homenajes no fueron simples gestos, sino puntos de referencia. Reconocer de dónde se proviene es crucial para decidir hacia dónde se dirige.

 

 

Un claro indicio de esta revitalización es el "Tardeo en blanco", una reunión estival, del que son estas fotos que acompañan a este artículo, que alcanzó su capacidad máxima durante el almuerzo previo a la festividad de San Ginés de este año: paella de pulpo, helados, repostería tradicional, música y charlas distendidas. Desde el mediodía hasta altas horas de la noche, con la ribera del Charco como extensión natural de los salones, se respiraba un ambiente de vecindario y celebración, conservando siempre la esencia. A un centro histórico se le demanda que sea acogedor, no un lugar de fiestas descontroladas; un punto de encuentro, no una pasarela.

 

Apoyar una causa justa es sencillo en este caso: una comunidad que organiza su espacio, cuida a sus mayores, integra a los recién llegados y fortalece el sentido de vecindad merece reconocimiento y apoyo público. La Casa del Miedo ha demostrado que es posible corregir el rumbo sin olvidar el pasado; que se puede celebrar sin invadir; y que el Charco de San Ginés es un lugar más acogedor cuando sus espacios comunitarios están activos.

 

 

Que el "Tardeo en blanco" sea cada año el preludio de San Ginés y no una nota al pie. Que la paella de pulpo no sea solo una de 2025, sino una excusa para fortalecer los lazos comunitarios. Y que la calavera del pasado siga recordándonos, con una leve sonrisa, que no hay temor cuando la tradición y el respeto navegan juntos en la misma embarcación.

 

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