La isla prepara su desembarco en Norteamérica con escala en Texas, Boston y Toronto

Pejeverde

Sin fuegos artificiales ni frases huecas. Lanzarote pisa firme en el mercado norteamericano con una estrategia clara: exportar su identidad. A partir de septiembre, la isla aterrizará en San Antonio (Texas), Boston y Toronto con acciones que combinan cultura, gastronomía, sostenibilidad y comercio exterior. Nada nuevo si no fuera porque, esta vez, hay receptividad real.

San Antonio ha extendido la mano. No es un acto protocolario: la ciudad texana reconoce el valor singular de la cultura canaria y ha invitado a Lanzarote a mostrarse como lo que es, una isla con patrimonio, cocina y vínculos históricos con la comunidad local. No es casualidad. El respaldo institucional incluye a la alcaldía, al cónsul honorario de España, Steve Chiscano, y a la activa Asociación de Descendientes Canarios. A diferencia de otras campañas turísticas, aquí hay una historia compartida.

Durante la primera semana de septiembre, Lanzarote desplegará un evento cultural y gastronómico en San Antonio. Objetivo: visibilidad, exportaciones agroalimentarias y acercamiento al turismo emisor del sur de EE. UU. La iniciativa está liderada por los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo, en colaboración con la Cámara de Comercio, Proexca y Promoción Económica.

Mientras tanto, en Boston y Toronto, será SPEL-Turismo Lanzarote quien tome el relevo. La isla participará en los encuentros Spain Talks, organizados por Turespaña, en el marco de la Climate Week. Lanzarote compartirá allí su modelo turístico basado en la sostenibilidad y la diferenciación. No hay promesas vacías: se trata de mostrar al mundo lo que ya se hace en casa.

La estrategia es coherente con lo anunciado en marzo en el Hotel Secrets. Se trata de un plan con base institucional y metas claras: conectar con nuevos públicos sin perder el norte, sin renunciar al equilibrio entre desarrollo y conservación. Lanzarote no busca gustar a todos, sino proyectar lo que es.