martes, 20 mayo 2025

Oswaldo Betancort estalla contra Interior: “Nos han engañado sin respeto a Lanzarote”

 

Pejeverde

“Burla”. Así de tajante fue el presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort, para definir el incumplimiento del refuerzo policial prometido por el Gobierno de España. El malestar, esta vez, no se camufla con gestos institucionales: estalla, se hace público y denuncia con crudeza una realidad que, según él, "atenta contra la seguridad ciudadana y el respeto a esta isla".

El catálogo aprobado en enero por el Ministerio del Interior incluía un ambicioso refuerzo de 47 plazas para la Policía Nacional en Lanzarote —45 en el aeropuerto César Manrique y 2 en la Comisaría de Arrecife—. Pero tras el reciente concurso de traslados, la cifra real es bochornosa: apenas 2 agentes más. Y de las 45 vacantes anunciadas, solo 11 se han ofertado para nuevo ingreso. “Ridículo y ofensivo”, sentenció Betancort.

Las promesas, como en tantas otras ocasiones, se deshicieron al día siguiente. El propio presidente del Cabildo, también diputado nacionalista en el Parlamento de Canarias, aseguró en sede parlamentaria la certeza de los compromisos del director insular de la Administración General del Estado, Pedro Viera. Pero la realidad lo desmintió con la inmediatez de una bofetada: “Nos habían engañado de muy malas maneras”.

Más allá del enfado político, Betancort subraya un daño estructural: la falta de recursos en una isla que ha crecido demográficamente sin que las plantillas policiales lo reflejen. Desde el año 2000, Lanzarote ha pasado de 96.000 a más de 163.000 habitantes. En ese cuarto de siglo, la dotación de Policía Nacional no ha variado. Ni una sola ampliación de plantilla estructural. Y las advertencias han sido múltiples: desde el Parlamento de Canarias hasta los propios sindicatos policiales.

La comparación con otras islas no hace sino agravar el agravio. En Tenerife Sur —otra zona con fuerte presión aeroportuaria— se han ofertado todas las plazas prometidas. ¿Por qué no en Lanzarote? ¿Por qué la isla con un aeropuerto clave para el turismo y la gestión migratoria se queda en la cola?

La situación en la Comisaría de Arrecife ilustra con crudeza las consecuencias. La escasez de personal obliga a los agentes a doblarse: entre patrullas, labores administrativas y atención en el Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE). “Cuando hay llegadas masivas, el CATE se convierte en prioridad y la comisaría se queda desatendida”, alerta Betancort. La consecuencia es directa: llamadas al 091 y 112 que no se pueden atender por falta de efectivos.

La denuncia del presidente insular no es solo una queja, sino una exigencia. Reclama al Ministerio del Interior la “inmediata convocatoria de todas las vacantes en Canarias”, sin más excusas ni dilaciones. Y lanza un mensaje directo, sin rodeos: “La seguridad no puede seguir siendo moneda de cambio política ni víctima del olvido institucional. La seguridad no es un privilegio, es un derecho”.

En Lanzarote, la paciencia parece haber tocado fondo. Y esta vez, el cabreo institucional lleva nombres, datos y fechas. Como las promesas rotas.

 

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