sábado, 22 marzo 2025

Lo que pisamos sin ver: los secretos grabados en el Reducto

Foto. Todas las fotografías del reportaje pertenecen a Elpejeverde.com. Playa del Reducto febrero 2025

S. Calleja

Perdonen la particularización del relato, pero es necesario para establecer la contextualización de lo que pretendo describir sobre (con permiso) mi playita del Reducto. Esta historia comenzó cuando una segoviana, gran enamorada de nuestra isla, me habló hace unos años de los soliformes. Aunque las tormentas y nubarrones que sufrió por estas tierras no se los deseo a nadie, su amor por Lanzarote sigue intacto. Saludos, querida Gloria, y gracias por darme a conocer esto.

 

Desde que era un niño, he recorrido la Playa del Reducto en Arrecife, Lanzarote, como si fuera mi propio patio de juegos. Cada charco, cada roca, cada rincón de este enclave costero ha sido testigo de mis paseos, de mis exploraciones y de mi fascinación por la belleza natural de la isla. Sin embargo, lo que nunca imaginé fue que un día descubriría que en ese mismo paisaje que tan bien conozco, existían figuras grabadas en la roca que han desafiado la comprensión de científicos y arqueólogos. No porque yo las haya descubierto, sino porque, a pesar de conocer cada recoveco de la playa, nunca me percaté de su existencia hasta hace algunos años.

Desde entonces, el tema me ha cautivado. Me dediqué a investigar, a leer informes, a ver fotografías, a contrastar teorías y, finalmente, a volver a pisar la Playa del Reducto con una mirada completamente diferente. Lo que antes era simplemente un rincón familiar, se convirtió en un escenario de misterio. Las figuras soliformes talladas en la roca, ocultas entre la arena y el agua del mar, emergieron ante mis ojos como un vestigio de un pasado que apenas comenzamos a comprender.

Las figuras soliformes de la Playa del Reducto fueron descubiertas en 2017 (según registros en Memoria de Lanzarote) por un visitante que paseaba por la orilla durante la marea baja. Se trataba de más de 60 grabados rupestres, con formas claramente solares, dispuestos en la superficie de un afloramiento de basalto oscuro. Estas figuras están organizadas en dos paneles principales, orientados hacia el este y el oeste, lo que inmediatamente despertó la hipótesis de una posible relación con el Sol y los ciclos astronómicos.

Al observarlas en persona, entendí la magnitud del hallazgo. Estas figuras no son simples marcas en la roca; presentan un patrón definido: una cazoleta central de la que irradian líneas o surcos, formando lo que parece una representación del Sol. Y entonces me surgió la gran pregunta: ¿fueron creadas por la naturaleza o por manos humanas?

 

El análisis de los expertos ha generado opiniones encontradas (según estudios publicados en Academia.edu y Cuadernos de Arte Prehistórico). Algunos geólogos sostienen que los surcos radiales pueden haberse formado por procesos de fracturación natural del basalto. Sin embargo, lo que es incuestionable es que las cazoletas centrales fueron talladas intencionalmente. La combinación de estos elementos sugiere que los antiguos habitantes de Lanzarote podrían haber identificado estas grietas naturales y haberlas modificado para reforzar la imagen de un Sol en la roca.

 

Aquí es donde la historia se vuelve fascinante. La idea de que los aborígenes de Lanzarote, los majos, pudieran haber utilizado estas formaciones naturales para simbolizar al Sol nos conecta con las tradiciones religiosas y astronómicas de múltiples civilizaciones a lo largo de la historia. ¿Podría haber sido este un lugar de culto solar? ¿Acaso estos grabados marcaban algún evento astronómico importante, como el solsticio de invierno?

Un legado prehispánico en la costa de Lanzarote

La hipótesis más aceptada es que estas figuras fueron creadas por los majos (según investigaciones arqueológicas de la ULPGC y el Cabildo de Lanzarote), los antiguos habitantes bereberes de la isla. La orientación de las figuras y su evidente referencia solar encajan con la idea de que formaban parte de un ritual o adoración al Sol. De hecho, en otras partes de las Islas Canarias se han hallado representaciones solares en grabados rupestres, pintaderas y otros elementos arqueológicos.

Lo que más me impactó al investigar fue darme cuenta de que los majos probablemente tenían un profundo conocimiento del movimiento del Sol. Si bien no dejaron una escritura como tal, su legado en el paisaje sugiere una observación minuciosa de la naturaleza y una conexión con los astros que iba más allá de la simple supervivencia.

Una mirada personal: explorando el pasado desde el presente

Durante mi última visita a Lanzarote, me tomé el tiempo de caminar por la Playa del Reducto con la intención de fotografiar y examinar en detalle estas enigmáticas figuras. Me acerqué a la zona del antiguo nido militar, una estructura hoy derruida lamentablemente, que fue parte del paisaje costero durante décadas. Desde allí, observé las rocas donde se encuentran los grabados, preguntándome cómo es posible que un sitio así haya pasado desapercibido durante tanto tiempo.

Recorrer este espacio con nuevos ojos me hizo reflexionar sobre cuántas historias aún están ocultas (como bien se ha documentado en entrevistas a investigadores en Ivoox y artículos en Lancelot Digital) a nuestro alrededor, esperando ser descubiertas. A veces, lo extraordinario está justo delante de nosotros, pero necesitamos una nueva perspectiva para apreciarlo.

Las figuras soliformes de la Playa del Reducto, aunque bien conservadas por la naturaleza (según observaciones del blog La Tierra de los Amacos) y protegidas de intervenciones humanas directas, aún nos plantean un desafío importante: su estudio y documentación adecuada. La falta de investigaciones más profundas deja muchas preguntas sin responder. ¿Cuál era su propósito exacto? ¿Formaban parte de un sistema ritual más amplio? Es crucial que arqueólogos y geólogos continúen explorando este enigma para desentrañar completamente su significado.

 

Este viaje personal de exploración me ha llevado a comprender que, incluso en los lugares más familiares, siempre hay algo nuevo por descubrir. La Playa del Reducto, que ha sido un escenario de mi vida desde la infancia, ahora es también un lugar de misterio y aprendizaje.

Seguiré investigando, seguiré explorando. Porque si algo he aprendido de este hallazgo es que la historia sigue viva, grabada en las rocas, esperando a que alguien la redescubra.

 

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