Defender La Geria pero no tocarla: la absurda posición del PSOE
Foto. La Geria . Elpejeverde.com
S. Calleja
La política tiene una virtud inigualable: la capacidad de fabricar indignaciones a medida. Ayer le tocó al PSOE de Lanzarote, que ha descubierto, con fingida sorpresa, que el Cabildo está empleando a trabajadores en la poda de parras dentro del espacio protegido de La Geria. No lo habían notado cuando aplaudían, con aspavientos de salvadores del paisaje, la necesidad de proteger y cuidar la zona. Pero, de repente, los socialistas han cambiado de partitura. Donde antes veían compromiso y responsabilidad institucional, ahora ven prevaricación, clientelismo y saqueo de recursos públicos.
La portavoz socialista en el Cabildo, Ariagona González, ha declarado que es "inadmisible" que empleados del Cabildo realicen labores en terrenos privados. Un poco tarde para descubrir que La Geria no es un parque de atracciones ni un decorado de cartón piedra. La Geria existe porque alguien la trabaja. Si se deja de hacer, se convierte en un erial. Y, precisamente, es el Cabildo quien ha asumido el compromiso de evitar que esto ocurra.
El PSOE insiste en que el mantenimiento de explotaciones privadas es responsabilidad de sus dueños, sin detenerse a considerar que hablamos de un espacio protegido cuyo estado depende del esfuerzo colectivo. Si los propietarios de las fincas privadas no pueden asumir los costes de la poda y el mantenimiento de los cultivos, la alternativa es evidente: la desaparición del paisaje. El abandono progresivo del viñedo transformaría La Geria en una postal marchita, que los socialistas, con su retórica impostada, seguirían evocando en discursos huecos.
Es curioso que el PSOE critique ahora el empleo de personal del Cabildo para preservar el paisaje cuando su propio discurso ha estado marcado por la defensa de un intervencionismo político que garantice la protección ambiental y el desarrollo sostenible. Pero claro, cuando el plan lo ejecuta el actual gobierno insular y no ellos, la perspectiva cambia.
La acusación de que el Cabildo está beneficiando a particulares con dinero público es una simplificación burda y oportunista. Lo que está en juego no es el lucro privado, sino la pervivencia de La Geria. Y la paradoja resulta brutal: el PSOE exige protección para el paisaje, pero rechaza cualquier acción concreta que implique recursos públicos. En realidad, lo que les molesta no es el trabajo en La Geria, sino que sea el gobierno insular de Oswaldo Betancort quien lo esté llevando a cabo.
La transparencia y la fiscalización de los recursos públicos son necesarias, nadie lo discute. Pero no es eso lo que busca el PSOE con esta denuncia. Su intención no es esclarecer, sino embarrar. No quieren mejorar la gestión de La Geria, sino desgastar al actual equipo de gobierno. Y el problema con las estrategias de desgaste es que acaban por desgastar más a quien las utiliza que a su objetivo. Porque hay algo que la ciudadanía empieza a tener claro: la defensa de La Geria por parte del PSOE es de quita y pon, de usar y tirar, según les convenga en la contienda política.
Si el PSOE de Lanzarote estuviera genuinamente preocupado por la correcta administración de los recursos públicos, propondría soluciones concretas en lugar de lanzarse a la crítica fácil. Exigiría medidas para garantizar un mantenimiento sostenible de La Geria sin abandonarla al deterioro o a la especulación. Pero no lo hacen, porque eso requiere un esfuerzo que va más allá de los comunicados incendiarios y las acusaciones grandilocuentes.
Si de verdad les importara La Geria, estarían defendiendo lo que han defendido siempre: que este paisaje necesita cuidados, y que el Cabildo es una de las instituciones responsables de garantizarlos. Y si no lo hacen, si se limitan a denunciar por denunciar, solo demuestran lo que cada vez más ciudadanos perciben con claridad: que la coherencia no es su fuerte y que su política de gestos les ha convertido en su peor enemigo.