Ecologistas en Acción: entre el activismo sensacionalista y la falta de rigor científico
Foto. Solís con sus compañeros de PODEMOS en el cabildo
S. Calleja
Elena Solís, portavoz de Ecologistas en Acción en Lanzarote, ha protagonizado recientemente una nueva polémica que deja en entredicho no solo la coherencia de su discurso, sino también el rigor con el que maneja asuntos tan sensibles como la biodiversidad y la gestión ambiental en las islas. Hace apenas unas horas, Solís hizo declaraciones en un medio insular, acusando a las administraciones de incumplir la normativa ambiental en la supuesta suelta ilegal de gatos castrados en La Graciosa. Sin embargo, una vez más, sus palabras fueron cargadas de una alarmante aparente falta de rigor.
Lo más preocupante no es solo el contenido de sus declaraciones, sino el hecho de que estas se realizaron sin haber consultado previamente al Cabildo de Lanzarote, entidad que, irónicamente, formó por parte de los tecnicos a Solís cuando trabajó como política de PODEMOS en la isla. ¿Qué le habría costado hacer una simple llamada al Cabildo antes de lanzar acusaciones tan graves? Un gesto de coordinación tan sencillo habría evitado todo el malentendido, y sobre todo, una denuncia innecesaria al SEPRONA. La falta de esa consulta previa plantea la pregunta: ¿mala fe o negligencia? Esta omisión muestra una despreocupación por verificar los hechos, generando la imagen de que Solís podría estar más interesada en mantener una narrativa dramática que en resolver problemas reales.
El Cabildo ha respondido categóricamente, desmintiendo las acusaciones y afirmando que se ha cumplido la Ley 723 de Bienestar Animal mediante la aplicación del método CER (Captura, Esterilización y Retorno), que se ha gestionado de manera adecuada dentro de los núcleos urbanos de Caleta del Sebo y Pedro Barba. Los gatos no fueron liberados en espacios naturales protegidos, como insinúa Solís, sino que fueron devueltos a su entorno original tras ser esterilizados, cumpliendo estrictamente con la normativa vigente.
Aquí es importante destacar que el método CER no es un fin en sí mismo, sino solo el primer paso de muchos que deben darse para gestionar la población de gatos en espacios naturales. Aunque es cierto que los gatos pueden representar un riesgo para la fauna en determinados casos, el primer paso, inexorable e innegociable, es detener su reproducción incontrolada. ¿Qué es lo que se ha hecho en La Graciosa? Por primera vez, se ha actuado con rigor y efectividad al esterilizar a 127 gatos, lo que representa más del 80 % de la población existente en la isla. Este tipo de intervención es fundamental para evitar la proliferación de gatos asilvestrados y minimizar su impacto sobre el ecosistema.
Más sorprendente aún es que Solís, quien ocupa un cargo tan relevante en una organización de alcance nacional, es coordinadora del área de minería de la organización ecologista, parece ignorar estudios fundamentales que debieran haber sido de su conocimiento. En 2018, un estudio sobre la dieta de los gatos en La Graciosa demostró que el 97,5% de la alimentación de estos felinos se basaba en roedores y conejos, con apenas un 2,5% de aves en su dieta. Este informe, que algunos sugieren fue "escondido" debido a sus conclusiones contrarias a la narrativa de depredación voraz promovida por ciertos grupos, deja claro que los gatos no representan el peligro para las aves que Ecologistas en Acción insiste en señalar.
Es inadmisible que Solís, en su calidad de portavoz, no haya tenido en cuenta este estudio antes de lanzar acusaciones tan graves. La falta de análisis crítico y la omisión de datos clave sugieren una intención más centrada en mantener subvenciones y relevancia pública que en resolver de manera efectiva los problemas ambientales de la isla.
Por otro lado, Solís ha defendido en el pasado la eutanasia para gatos en ciertos casos, una postura que, aunque pueda tener fundamento en debates sobre el control de especies, entra en conflicto con la filosofía de protección de vida que debería regir a una organización como Ecologistas en Acción. Esta contradicción añade más dudas sobre la coherencia de su discurso y pone en entredicho la autenticidad de su compromiso con los valores que representa.
Además, es fundamental señalar que el Cabildo ha estado implementando un proyecto de investigación pionero en La Graciosa, utilizando cámaras de foto trampeo y collares con GPS en gatos para estudiar sus movimientos y hábitos en núcleos urbanos. Este esfuerzo busca obtener datos científicos que permitan gestionar de manera responsable las interacciones entre los gatos y la fauna local. Sin embargo, Solís parece haber ignorado este trabajo, optando en su lugar por el sensacionalismo y las denuncias sin sustento.
Es urgente que los líderes ecologistas, especialmente aquellos con responsabilidad pública, actúen con transparencia y rigor. Lanzarote y sus delicados ecosistemas merecen más que un activismo de titulares. La isla necesita soluciones basadas en hechos y ciencia, no en teorías alarmistas que solo generan confusión y entorpecen el trabajo serio de las administraciones locales.