El reto del 181
Este miércoles la Mesa y Junta de Portavoces del Parlamento de Canarias visitarán la isla de La Graciosa en una cita importante. Toda una declaración de intenciones de la Cámara que ostenta la representación de todos los canarios y canarias. Importante porque refuerza con su presencia la visión de región de un archipiélago con distintas realidades, cierto, pero que constituye un proyecto común y colectivo. Y toda una declaración de la cercanía con la que comienza esta nueva legislatura en Canarias.
Aplaudo la iniciativa, la cual incluso observo con cierta envidia pues, como concejal de Teguise y La Graciosa, propusimos que las sesiones plenarias de nuestro Ayuntamiento pudieran realizarse en cada uno de los pagos y núcleos del Municipio, pensando iniciar esta ronda por La Graciosa, en homenaje a su declaración como octava isla. Una lástima que no prosperara, pues bien pudiera haber coincidido la visita parlamentaria con la celebración de un pleno extraordinario donde se abordaran las necesidades de la isla. De momento ese Pleno del Ayuntamiento en La Graciosa tendrá que esperar a mejores tiempos.
Lo que sí que tendrá lugar serán sendas sesiones de trabajo de la Mesa y Portavoces parlamentarios. Y como de trabajo se trata, me permitirán que recuerde el reto de superar la doble o triple insularidad que sufren las llamadas islas no capitalinas. Algo que hago desde el optimismo que inspira el nuevo Estatuto de Autonomía.
Nuestra norma de cabecera en Canarias recoge en su artículo 181 una obligación que permitirá -de pasar a la acción- superar la distancia, acercando la octava isla y a Lanzarote al terreno de la igualdad de oportunidades con el conjunto de canarios, pues la letra y espíritu del artículo 181 del Estatuto señalan que “La Comunidad Autónoma de Canarias velará por su propio equilibrio territorial y por la realización interna del principio de solidaridad, atendiendo, entre otros criterios, a los costes de la doble insularidad (o triple añado yo en territorio graciosero). A tal efecto, se creará un Fondo de Solidaridad Interinsular u otros instrumentos de objetivos análogos. Sus recursos serán distribuidos, en cualquiera de los caso, por el Parlamento de Canarias.”
¿Dónde mejor que en La Graciosa para afianzar este compromiso? Un territorio en el que la insularidad se presenta elevada al cubo pues ni cuesta lo mismo para la Administración el nuevo Centro de Día a construir, ni que los hijos de La Graciosa estudien fuera.
Estamos ante un reto, el “reto del 181” que hará del archipiélago una región mejor, apostando por la igualdad de oportunidades y la solidaridad interterritorial, el cual pasa por acciones que, ojalá, con el paso del tiempo podamos decir que comenzaron un miércoles 4 de julio de 2019 en tierra de La Graciosa y Lanzarote. Que así sea.