Gracias PIL
Nunca fue sencillo ser del PIL, me tocaron siempre momentos difíciles. Entré cuando se marcharon destacados miembros del partido, luego la “Operación Unión” representó una decepción personal. No se asumieron las responsabilidades necesarias, terminé alejado del partido y de la política a fin de aquella legislatura. Se me ofreció volver en ésta y que se harían los cambios pertinentes en el partido, era una invitación envenenada, ya que las posibilidades de éxito eran pocas tras la “Operación Unión”, pero suficientes personas confiaron en la lista que encabecé permitiéndonos tener representación en el plenario. Así que, a pesar de las adversidades, sólo puedo estar agradecido a tantos pilistas y personas que nos dieron su confianza. Las siglas son lo de menos, lo importante es que las personas que están al frente de los partidos y la política actúen con honestidad, justicia, ganas y capacidad. No encuentro ésto en el PIL en estos momentos, y ya que no puedo cambiar las circunstancias, es mejor alejarme tras cumplir el mandato. Pedimos al presidente del PIL que dimitiera mientras resolvía su situación judicial y la enfermedad de un familiar, pero optó por desaparecer un año para no dar explicaciones, y ahora reaparece para expulsar a todos aquellos que le incomodamos. ¡Y aún se permite hablarnos de la “nueva política” que dice representar, tras llevar 30 años de político!.
Consciente de ser imagen del partido, a pesar de no ser afiliado, he sido siempre disciplinado, aun estando en desacuerdo con la dirección he sido respetuoso con las instrucciones emanadas por los órganos del partido. La expulsión de donde no milito es un sinsentido, pero es ya una liberación que me permitirá actuar tranquilo. Creo haber cumplido mi parte, gestionando las áreas que se nos encargó en los pactos, manteniendo las directrices del PIL, haciendo hincapié en las carencias o demandas que la isla necesita hoy. Casi exactamente las mismas que hace doce años. ¡No han cambiado mis planteamientos porque poco ha cambiado la realidad!. Otros tendrán que explicar por qué tras obtener sus liberaciones desaparecieron, callando todo aquello que hasta entonces reclamaban para nuestra isla. Ahora sí reaparecen en rueda de prensa para con cualquier posible futuro pacto, con quien sea, terminar de exprimir el partido buscando más privilegios. Un simple análisis a la foto de la dirección (en su única rueda de prensa en toda la legislatura), muestra en lo que se ha convertido el partido: el presidente, en comisión de servicios en Educación del Gobierno de Canarias; la secretaria de organización, a sueldo del Cabildo; y el vicepresidente, en su afán por seguir liberado a sueldo en Arrecife, no dudó en ir contra sus concejales y expulsarlos.
Estando en un pacto que preside CC en el Cabildo pudimos callar, y mirar para otro lado, ante la injusta expulsión de los concejales de Arrecife y San Bartolomé. No nos hubiera afectado la situación, pero hicimos lo que creímos normal, defender a los compañeros por una actuación injusta y perjudicial para el partido. Partido que no tenía porqué entrar en las guerras de CC y PSOE, y mucho menos tenía porqué ponerse al servicio de una de las partes. Una vergonzosa traición a los votantes del PIL, que si hubieran querido la sumisión a uno de esos partidos hubieran votado directamente a ese partido y no al nuestro. Nada de ésto se llevó a los órganos del partido ni se hizo con transparencia. Con todas estas circunstancias entenderán la decepción con la dirección del partido. Lamento protagonizar estas noticias pero no ha quedado otra, ponernos en nuestro sitio o dejar que nos tomen el pelo. Oigan lo que oigan y escuchen lo que escuchen, sigo intentado ser digno de su confianza y útil a Lanzarote.
La ley, afortunadamente, quizás por casos como éste, indica que las actas son personales. Al final quien responde ante electores y justicia de sus actuaciones es quien fue elegido para ello por la ciudadanía. Peligroso es que los cargos electos se pueden convertir en marionetas, en manos de los intereses de los que dirigen los partidos, como precisamente está ocurriendo en este PIL. Se nos expulsa como ruin castigo buscando que personas sin motivo como son los concejales de Arrecife, San Bartolomé o los que estamos en el Cabildo seamos considerados tránsfugas, para que así podamos perder cualquier emolumento por nuestra actividad. No he cometido ninguna actuación ilegal ni ilegitima que me haga pensar en dejar mis obligaciones y responsabilidades como consejero del Cabildo, así que Ramón Bermúdez puede perder la esperanza de sustituirme.
Sólo puedo tener palabras de agradecimiento a los simpatizantes del PIL, me aceptaron y apoyaron como independiente dentro del partido. Una gran experiencia, aunque cargada siempre de disgustos. Debo al PIL, a sus simpatizantes y a todos aquellos que confiaron en mi persona el haber sido portavoz del partido, concejal y teniente alcalde de mi municipio, así como consejero y vicepresidente del Cabildo. Siete años y medio intensos, en los que siempre he sentido el cariño, respeto y respaldo de muchos lanzaroteños. No es fácil dejar de pertenecer a un partido al que uno debe tanto y al que ha representado con tanta ilusión. No evitará que la gente me aborde en cualquier sitio identificándome como: “Manolo Cabrera, el del PIL”; incluso para muchos soy, a secas, “el del PIL”. Es parte ya de la vida de uno. Ha sido un orgullo, con sueldo o sin él, en el gobierno o en la oposición, desempeñaré la labor que me encomendó el pueblo de Lanzarote lo mejor que pueda hasta final de legislatura. Es la política para mí una ilusión, una vocación que ejerzo por voluntad propia, a pesar de sus adversidades y decepciones.
Atentamente,
Manuel Cabrera Cabrera