En el vigesimoquinto aniversario del PIOL
Por Marcos Bergaz, consejero Política Territorial del Cabildo de Lanzarote
Decía Carlos Gardel en su memorable tango Volver que veinte años no es nada. Permitirán que discrepe, veinte años, más aún veinticinco, son una eternidad cuando hablamos del territorio.
Han pasado veinticinco años desde aquel 9 de abril de 1991, fecha en la que el Gobierno de Canarias, mediante Decreto 63/1991 de la Consejería de Política Territorial aprobara definitivamente el Plan Insular de Ordenación Territorial de Lanzarote (PIOL). Veía la luz el primer Plan Insular en Canarias, después de años de debate, desencuentros y esperanzas. Tras el acuerdo político que lo permitió, Lanzarote se convertió en una aventajada alumna que marcaba al resto del archipiélago otra forma de organizar el mejor de sus patrimonios: el territorio.
Este histórico acontecimiento provocó el festejo del propio Gobierno de Canarias y de la sociedad insular, como atestigua la hemeroteca:
“La aprobación del PIOT es un éxito de todos y un gran triunfo para Lanzarote, que se pone en vanguardia del planeamiento de los territorios insulares”, se podía leer en los anuncios que la Consejería de Política Territorial del ejecutivo autonómico publicó en aquellos días.
Sostienen los protagonistas de aquel momento de nuestra historia territorial, algunos desgraciadamente fallecidos, que la tarea no resultó nada fácil. El acuerdo político se presentaba como una quimera, una utopía en un Cabildo donde la desconfianza era norma. Así lo atestiguan titulares de la época, reflejo del escepticismo imperante: Plan de Ordenación, y el consenso que no llega, podía leerse en un editorial de La Voz de Lanzarote de noviembre de 1989.
Sin embargo, la fuerza de la razón, de la necesidad y la responsabilidad de veintiún consejeros alumbraron el milagro. Todos los consejeros del Cabildo de Lanzarote votaron unánimemente a favor de la aprobación provisional del PIOL en la llamada fase insular el 27 de julio de 1990, lo que deparó editoriales como el que bajo el título “1990” dedicara el semanario Lancelot en diciembre de dicho año: “Es una apuesta por el futuro de una isla que ha de preservar su ecosistema no solo por razones puramente medioambientales sino económicas, culturales y sociales. El Plan insular es una oportunidad única para Lanzarote (…)”.
Meses después era definitivamente aprobado por el Gobierno de Canarias en aquel 9 de abril de 1991 que hoy celebramos. Veinticinco años han pasado, y vaya si es tiempo, que me perdone Gardel. Una Lanzarote de 64.911 vecinos en 1991 da paso a los más de 143.000 habitantes actuales; una isla con 4.860 personas en desempleo frente a los más de 13.000; un Cabildo con sólo una consejera frente a una composición más paritaria del actual plenario, con 8 consejeras; una sociedad que tenía en la droga su principal problema, cuando ahora el primer puesto lo ocupa el paro; pero una isla, tanto ayer como hoy que mantiene su enorme potencial y atractivo para los miles de residentes y turistas de este espacio único para vivir y visitar.
Veinticinco años. Demasiados para un PIOL que necesita ponerse a punto y afrontar una realidad y unos retos distintos de los que motivaron a aquellos veintiún consejeros. Nuevos tiempos que exigen, pese a las dificultades lógicas, generosidad y un nuevo acuerdo de todas las fuerzas políticas que configuran el actual pleno del Cabildo. Un pleno más plural que el de aquellos años, cuando estaba formado tan solo por tres fuerzas políticas (CDS, PSOE y Agrupación Insular Lanzaroteña AIL), frente a los ocho partidos y veintitrés consejeros que representan hoy a una sociedad insular más diversa.
No podemos ser menos que quienes alumbraron el PIOL vigente. Todo lo contrario. Los ciudadanos, cansados de partidismos, ruido y constante campaña para debilitar al rival político esperan que seamos mucho más. Y en ese sentido, el proceso de revisión del PIOL es una inmejorable oportunidad para que todos pongamos, por encima de nuestras legítimas diferencias, el deseo compartido de progresar como sociedad. Cada partido cuenta en este proceso que próximamente reanudaremos.
Hace veinticinco años, veintiún consejeros lo hicieron posible. Hoy, la historia nos presenta la ocasión de “Volver" a hacerlo. Estoy seguro de que estaremos a la altura.