Ahora y para esto lo que no hay es tiempo
Desde la profunda tristeza, como no puede ser de otra manera, mi más sincero abrazo a las familias de los que han fallecido y no han podido acompañar a esos seres queridos durante las últimas horas de su vida.
Mi más sincera gratitud a esas personas que una a una se enfrentan en primera línea desde sus ámbitos laborales, asumiendo responsabilidades y ejecutando acciones que en la mayoría de las ocasiones excede a sus propias competencias y de manera anónima, a esos héroes, a los sanitarios de cualquier índole a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, a las limpiadoras y los limpiadores de esos centros sanitarios, de esos espacios públicos, al personal comercial que permiten con su entrega y poniendo su vida en peligro que tengamos comida en nuestras mesas… a esos que hacen patentes sociales de medios mecánicos, con los que poner algún que otro traspiés al virus, a los chóferes de los medios de transportes, en fin, a tantos y a tantas personas… Gracias.
A un heroísmo de tal magnitud y con la misma intensidad le corresponde un pueblo vibrante que reconozca la gesta, que dé ánimos y ofrezca esperanza mediante muestras de cariño y de afecto, o mejor llamarlo de humanidad, que en repetidas y múltiples ocasiones invaden tanto los informativos televisivos, la prensa escrita, la prensa digital, las radios y las redes sociales de manera muy creativa, estamos sacando lo mejor de nosotros mismos como sociedad, como personas y como pueblo haciendo gala de que la unión es lo mejor que funciona cuando el tiempo arrecia.
Oscuras nubes en el horizonte se mantienen, la infección según dicen va empezando a replegarse en los países infectados bajo la atenta mirada de miles de ojos que escudriñan cada paso que da, para adelante y para atrás, en cierta medida consuela, consuela que estén realizando test clínicos con diferentes fármacos, ya comercializados para otros fines, pero que apuntan como tratamiento de primera frontera al maldito COVID19.
A mí además de esto, me esperanza la inmensa cantidad de llamadas y mensajes que recibo a diario, con el único objetivo de poner a disposición lo que cada uno puede aportar, por el mero hecho de ayudar. Cuento de manera anecdótica que me llamó un motorista para ofrecerme su traje de agua, que al ser impermeable, podría servir como protección para nuestros sanitarios, “si hace falta lo pongo a su disposición”, fueron sus palabras.
Además de esas llamadas, como cabe entender, recibo otras muchas en el sentido contrario, demandas de atención domiciliaria, ayudas económicas, pañales, “me pasa esto ¿a dónde voy?, ¿qué hago?, alguien que regale ropa para un niño de diez meses, ¿sabe cómo puedo arreglar el paro?, necesito que me haga un recado, soy mayor y no puedo salir de casa…”. Estamos intentando por todos los medios disponibles poner nuestro grano de arena en todas las situaciones que se nos van presentando y lo seguiremos haciendo en la medida de nuestras posibilidades y las posibilidades del que conocemos aquí o allá. No deja de ser cierto que los que estamos recibiendo esas demandas somos seres humanos y tenemos limitaciones físico-temporales… pero les aseguro que lo hacemos sin tregua ni descanso, cada uno desde su puesto que trasciende en estos momentos a una determinada ubicación física.
Somos humanos y como tales podemos experimentar diferentes sensaciones al mismo tiempo y ante determinadas situaciones que transcurren al unísono, y sin que sea el momento como digo de echar más leña al fuego, no puedo pasar por alto equivocadas decisiones, a mi juicio, que interfieren directamente e injustamente sobre la población. Debe existir alguna manera de revertir lo cobrado a través de la cuota de autónomos de manera inmediata y no valen soluciones como futuras compensaciones y otras ocurrencias sin sentido. La gente tiene lo que tiene para lo que se avecina y creo que no es de rigor que mes a mes vean sus ahorros menguar por un “impuesto” a todas luces injusto. Me prohíbes trabajar y por eso pago, es evidente que este tema no puede esperar resolución a cuando esto pase.
Para el resto de decisiones, habrá tiempo. Ahora y para esto lo que no hay es tiempo.