miércoles, 13 agosto 2025

El día después del exilio: Astrid, Armando y Mame

Pejeverde

En política, como en coger lapas  , lo peligroso no es el oleaje sino confundir espuma con corriente. Astrid Pérez, Armando Santana y Mame Fernández llevan estos días cálidos de agosto dándonos materia prima para la hemeroteca: una promete “exiliarse” si sale adelante una reforma; otro se deshace en elogios hacia un adversario mientras gobierna con quienes acaba de llamar fiesteros; y el tercero reaparece con un “hola de nuevo” a base de guiños al nacionalismo de obediencia única. Tres estilos, un mismo vicio.

Astrid Pérez: exilios voluntarios y la tentación del micrófono

El artículo de opinión de Astrid contra la llamada “ley Bolaños” publicado esta semana en prensa escrita, tiene sustancia. Que jueces y fiscales mantengan independencia real no es capricho conservador sino pilar del Estado de Derecho. Hasta ahí, nada que objetar: la separación de poderes no se negocia . El problema no es el argumento, sino el mojo que lo trufa. Cuando una política que ha hecho del foco una residencia secundaria remata con un “con todo dolor, me exiliaré”, el gesto suena más a estribillo ¿ verdad?. Exiliarse por reforma procesal es como llevar paraguas al Islote del Francés porque han anunciado marejada: mucho dramatismo, poca meteorología.

Dicho lo cual, una concesión: si de verdad la reforma judicial mermara garantías, la crítica es necesaria. Pero menos cuento Astrid . Y si el exilio fuera en serio —no lo es—, habrá gente muy cercana y de confianza  en el PP de Lanzarote que esté deseando que Bolaños se salga con la suya solo por pagar el vuelo de Astrid a las islas Chatham.

Armando Santana: el abrazo que dice más de la cuenta

Armando gobierna en el Cabildo en alianza CC–PP, pero firma un texto donde Alfredo Mendoza es “el alcalde que Arrecife necesita”. No es delito admirar al adversario; hasta es saludable. Lo que suena bizcochado es el tacto. Porque cuando, de paso, deslizas que la ciudad está harta de “machangadas” y de “fiestas cada fin de semana”, estás poniendo una diana —aunque lo niegues— sobre Echedey Eugenio (CC) y Yonathan de León (PP), es decir, sobre quienes te acompañan en la foto de gobierno. Eso, en cualquier manual, se llama fuego amigo.

El retrato que hace de Mendoza —temple, honradez, respeto al céntimo público— es elegante y, en varios puntos, cierto. Precisamente por eso pedía bisturí, no martillo. Si quieres elogiar, elogia; si quieres enmendar, pide comisión de trabajo y sube propuestas al orden del día. Convertir una carta bonita en una enmienda a la totalidad de los tuyos es regalarle un altavoz al PSOE sin siquiera pedir alquiler. Y, ojo, él mismo añade que no iría en su lista… pero lo votaría. Admira la virtud sin entregar la plaza: bien. ¿El problema? Que la frase deja un regusto de “mi casa es la mejor, pero la de al lado tiene piscina”. Y así, en política, no dura ni el toldo.

Mame Fernández: regreso en modo “probando, probando”

Y aparece Mame, exconcejal de Tías, que vuelve a escena con un me gusta aquí, un vídeo allá y un “Totalmente de acuerdo con Teodoro” (Sosa) . El mensaje suena a “unidad del nacionalismo en Madrid” y a esa musiquilla de obediencia canaria que pretende que todos canten la misma letra, aunque el coro sea de islas con ritmos distintos. ¿Está Mame guiñándole el ojo a Primero Canarias? ¿O busca simplemente un asiento libre antes de que la guagua cierre puertas? La ambigüedad es una técnica, pero también un riesgo: cuando todo vale, nada compromete.

Los tres, a examen

Astrid necesita bajar volumen al vibrato y subirlo a la seriedad técnica: menos exilio, más dictamen jurídico; menos pelea persona a persona, más política institución a institución.
Armando debe medir el elogio para que no suene a desahucio . O se gobierna en equipo o se escribe en verso, pero las dos cosas juntas hacen ruido.
Mame, por su parte, haría bien en sustituir el guiño por ser mucho más claro. Los regresos se justifican con trabajo verificable, no con “stories”.

En resumen: tradición no es nostalgia; es método. Y método es hablar claro, cumplir y no marear. Si alguno quiere exiliarse, que sea del autobombo. Si alguno quiere elogiar, que sea con proyecto. Y si alguno quiere volver, que vuelva para no irse en mitad de la carrera.

 

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