El PSOE y el transporte público: de la propaganda nacional al bloqueo de soluciones locales
Pejeverde
El reciente comunicado del PSOE de Lanzarote criticando al presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, por asumir el coste de la gratuidad del transporte público revela, una vez más, el cinismo político de este partido. Mientras acusan a Betancort de cargar esta medida sobre los presupuestos insulares, omiten convenientemente el caos generado por su propio partido a nivel nacional, donde el Gobierno de Pedro Sánchez no ha sido capaz de garantizar acuerdos parlamentarios que sustenten medidas sociales como esta.
La contradicción del PSOE es flagrante. Por un lado, defienden la gratuidad del transporte público como un logro financiado por el Gobierno de España, pero por otro, su incapacidad para gestionar consensos en el Congreso ha llevado al fracaso de importantes iniciativas, como el reciente decreto ómnibus. Es irónico que el PSOE critique al Cabildo por intentar solucionar un problema que, en realidad, nace de su propia falta de coordinación y liderazgo.
El discurso de Ariagona González, portavoz del PSOE en Lanzarote, cae en el maniqueísmo y la descalificación fácil, acusando a Betancort de "sumisión política al PP". Sin embargo, basta con observar el panorama nacional para entender que es el propio PSOE el que utiliza a las medidas sociales como armas propagandísticas, enfrentándose incluso a sus aliados parlamentarios y sacrificando el bienestar ciudadano en el altar de su estrategia electoral.
La realidad es que el PSOE, tanto en Lanzarote como a nivel estatal, ha preferido entrar en una narrativa de confrontación en lugar de ofrecer soluciones reales. Mientras critican al PP por bloquear iniciativas, omiten que podrían corregir sus errores legislativos con medidas más claras y consensuadas. Este comportamiento evidencia una desconexión con las necesidades reales de los ciudadanos, utilizando discursos cargados de emotividad y manipulando la opinión pública en lugar de asumir responsabilidades.
En conclusión, el PSOE de Lanzarote debería reflexionar sobre sus propias contradicciones antes de criticar a otros. La política no puede ser solo un ejercicio de propaganda; necesita responsabilidad, coherencia y capacidad para gobernar en beneficio de la ciudadanía. Lanzarote merece soluciones reales, no más retórica vacía.