Providencia judicial desarma la estrategia del PSOE en Lanzarote
Pejeverde
En una trama digna de una novela de John Grisham, la política y la justicia en Lanzarote han vuelto a colisionar, revelando cómo las estrategias partidistas pueden convertirse en piezas clave de un tablero mucho más complejo. Pedro San Ginés, senador de Coalición Canaria, ha logrado un nuevo triunfo en los tribunales, donde el Juzgado de Instrucción número 4 de Arrecife ha rechazado rotundamente la solicitud del PSOE de personarse como acusación popular en una causa ya archivada.
Esta historia comenzó con una denuncia que parecía escrita para un guion político. Dolores Corujo, por entonces presidenta del Cabildo de Lanzarote y ahora diputada nacional, presentó un caso contra San Ginés bajo la bandera del interés público. Sin embargo, las acusaciones terminaron desmoronándose como un castillo de naipes, archivadas tanto por el Tribunal Supremo como por el juzgado local. Con el caso cerrado, el PSOE intentó regresar a la escena judicial, pero el juez rechazó su intento por considerarlo extemporáneo y carente de interés legítimo.
Un giro en el guion
El magistrado, en un acto de contundencia jurídica, no solo rechazó la solicitud de aclaración del PSOE, sino que también subrayó el carácter potencialmente fraudulento o dilatorio de su actuación. "No ha lugar", sentencia la providencia, dejando al partido con la opción de presentar un recurso limitado que, según los analistas, difícilmente prosperará.
Pedro San Ginés, como el protagonista de un thriller político, no dejó pasar la oportunidad de responder. Con un tono mordaz, denunció el “cinismo sin parangón” del PSOE, que ahora cuestiona la legitimidad de la acusación popular mientras intentaba ejercerla en su contra. “Esto no es más que una maniobra partidista”, aseguró, añadiendo que el partido socialista utilizó las instituciones públicas para intentar eliminar a un rival político.
El caso, por ahora, queda en pausa, mientras el PSOE decide si recurrir o aceptar la derrota. Pero, como en toda buena historia judicial, el final está lejos de estar escrito. En este tablero, donde cada movimiento parece cargado de cálculo estratégico, es difícil prever quién será el último en mover ficha.