jueves, 26 diciembre 2024

WhatsApp y resacas: reflexiones sobre los mensajes navideños

S.Calleja

Con esta foto de portada, inauguramos la época de felicitaciones navideñas, una tradición que en Lanzarote adopta las formas más variadas y creativas. Desde las clásicas tarjetas de siempre hasta los mensajes enviados por WhatsApp, que se ha convertido en la vía más utilizada, los lanzaroteños reciben una avalancha de buenos deseos hasta el 6 de enero.

Lo que antaño era una postal enviada con esmero casi artesanal, hoy se traduce en mensajes digitales que, aunque prácticos y rápidos, a menudo carecen del toque personal. Las fotos de volcanes y camellos dominan las felicitaciones insulares, un guiño al paisaje  que refuerza el sentido de pertenencia y conecta con el imaginario colectivo de quienes viven en esta tierra.

En el espectro de los contenidos, encontramos felicitaciones oficiales como las de la Delegación del Gobierno de Canarias en Madrid, que apuestan por la sobriedad y el respeto formal. Estas felicitaciones cumplen su función, aunque rara vez despiertan emociones profundas.

Por otro lado, están aquellas felicitaciones cargadas de entusiasmo, con un exceso de corazones, estrellas y frases grandilocuentes. Muchas veces, estos mensajes llegan de remitentes que, animados por una copita de más, se exceden en demostraciones de cariño. Sin embargo, cuando la resaca hace su aparición, también lo hacen los arrepentimientos por mensajes demasiado efusivos.

No faltan tampoco los mensajes irónicos o incluso críticos. Estas felicitaciones, a menudo enviadas entre amigos o compañeros de trabajo, suelen incluir bromas ácidas sobre el año que termina o referencias veladas a situaciones polémicas. Aunque ingeniosas, estas felicitaciones pueden generar incomodidad o no ser del todo entendidas, especialmente en un contexto que busca la unión y la alegría.

Quizá la clave para una felicitación navideña efectiva no esté ni en la sobriedad ni en el exceso, sino en la autenticidad. Un mensaje sincero, aunque breve, siempre será mejor recibido que uno adornado o cargado de intenciones ocultas. Los reyes de la cursilería son siempre esos politicos que  despliegan su arsenal de cursilerías con mensajes más dulces que el turrón, llenos de promesas envueltas en celofán que se desmoronan al primer mordisco. Es la época en la que parecen más interesados en abrazar renos que en arreglar la Isla, repartiendo palabras de paz y amor como si un villancico pudiera silenciar el ruido de sus desaciertos. Al final, sus mensajes son tan empalagosos que hasta los adornos del árbol se sienten menos artificiales.

Bingo sites http://gbetting.co.uk/bingo with sign up bonuses