Los carteros de Canarias sobrecargados tras la reducción de 269 puestos en Correos
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El olor a humedad se mezcla con la inconfundible fragancia de paquetes viejos mientras los usuarios, visiblemente molestos, esperan en las largas filas de las oficinas de Correos de Lanzarote. Las quejas de los residentes son más que anecdóticas: cartas importantes que no llegan a tiempo, paquetes que se extravían en el laberinto logístico, y la incertidumbre constante sobre cuándo el siguiente envío finalmente encontrará su destino. Esta situación ha encontrado eco en la portavoz de Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados, Cristina Valido, quien ha denunciado ante el ministro de Transportes la preocupante reducción de la plantilla de Correos en las islas.
La reducción de 269 puestos de trabajo en Correos en Canarias —119 en la provincia de Las Palmas y 150 en la de Santa Cruz de Tenerife— no es un simple ajuste de personal. Es, como denuncian los vecinos de las islas, un golpe a la conectividad esencial de un territorio que depende del transporte aéreo y marítimo. La insularidad implica no solo distancias físicas, sino también retos logísticos particulares que se agravan con la falta de personal. "Lamentamos los retrasos y problemas en el servicio de Correos en Canarias debido al déficit de personal", afirmó Valido, que no dudó en exigir respuestas y medidas que mitiguen el impacto.
Las demandas de Valido al ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, no surgen de una preocupación reciente. Los sindicatos llevan meses advirtiendo que la reducción de contratos ha obligado a los trabajadores de Correos a realizar el doble de tareas, cubriendo no solo sus áreas asignadas sino también las de otros colegas cuyas vacantes permanecen sin cubrir. "Esta situación impacta directamente en la eficiencia y calidad del servicio postal, perjudicando a residentes y empresas locales que dependen de Correos para recibir sus mercancías y documentación esencial", subrayó Valido.
La crítica realidad en las oficinas de Correos se vive con resignación, pero también con un profundo malestar entre los empleados. La reducción de personal no solo sobrecarga de trabajo a los carteros, sino que también afecta su salud laboral. No es raro encontrar a un cartero titulado repartiendo en varias zonas de forma simultánea, enfrentándose al desgaste físico y emocional que esta situación genera. Valido advirtió sobre los problemas de salud que afectan a los trabajadores y cómo estas condiciones se reflejan en el servicio ofrecido a los ciudadanos.
Mientras Valido presenta sus preguntas en el Congreso, los vecinos de Lanzarote y el resto de Canarias solo quieren una cosa: que sus paquetes y cartas lleguen. Para muchos, un servicio postal eficiente no es un lujo, sino una necesidad básica. Los efectos de una mala gestión se sienten, sobre todo, en épocas de alta demanda, como la Navidad, cuando los envíos aumentan considerablemente. Las oficinas de Correos en la isla, ya saturadas, luchan por cumplir con las expectativas de los ciudadanos que dependen de cada entrega para conectar con sus familias o continuar con sus negocios.
Canarias necesita respuestas, no solo promesas. Y es que, como en toda crónica insular, lo que parece una cuestión administrativa termina siendo un obstáculo cotidiano para la vida en las islas. Mientras los políticos discuten en Madrid, los canarios siguen esperando en esas filas interminables de una oficina de Correos que, más que un servicio público, parece un recordatorio de las barreras que la insularidad y la mala gestión imponen.