Hitler, xenofobia y pactos políticos: Duque alza la voz mientras Corujo mira hacia otro lado
S.Calleja
Cristina Duque, concejal socialista de Arrecife, expresaba recientemente en su perfil de Facebook su indignación ante lo que consideró un "esperpento" en la Cámara Alta. Duque criticaba la celebración de una "cumbre antiabortista" en el Senado, destacando las expresiones retrógradas y ofensivas que allí se expusieron: la negación del cambio climático, el ataque a las personas LGTBI, y el desprecio hacia el feminismo, entre otras afirmaciones extremistas. "Solo me queda decirles que ¡no les queda nada! y lo peor es que hayan utilizado la Cámara Alta, máxima representación de nuestra democracia, para este esperpento", concluía con asombro la concejal.
Este pensamiento de Cristina Duque lleva inevitablemente a reflexionar sobre el silencio de otros miembros del partido socialista en Lanzarote, en particular el de su secretaria general y diputada nacional Dolores Corujo. ¿Cómo es posible que Corujo, quien se ha mostrado firme en su defensa de los derechos sociales, coquetee ahora con casi todo lo que critica Duique para sobrevivir con los votos de Junts per Catalunya? Junts, un partido que no solo ha endurecido su discurso contra la inmigración, sino que además plantea exigir a los migrantes acreditar un conocimiento del catalán para acceder a permisos de residencia y trabajo. ¿Por qué Corujo no escribe nada en contra de esta evidente contradicción?
Diciembre siempre invita a hacer balance, y en este fin de año, Junts per Catalunya acelera sus negociaciones con el Gobierno español para cerrar acuerdos que mejoren sus resultados políticos. Entre ellos, uno de los más controvertidos es la posible cesión de competencias en materia de inmigración a la Generalitat, con un enfoque que parece alimentar la división social y pone en tela de juicio los principios de igualdad y solidaridad que el Gobierno, supuestamente, defiende. ¿Cómo puede un Gobierno que se jacta de sus principios antifascistas y antixenófobos estar dispuesto a ceder a estas demandas?
Junts, que se encuentra espoleado por el auge de la extrema derecha en Cataluña, ha endurecido su discurso contra la inmigración, vinculando la multirreincidencia delictiva con los migrantes y planteando la creación de una agencia catalana que controle los flujos migratorios. Para la renovación de permisos de residencia y trabajo, se exige a los inmigrantes acreditar un conocimiento del catalán, lo cual se presenta como un intento de salvaguardar la "catalanidad". ¿Es esta la manera más adecuada de cohesionar una sociedad diversa?
En el fondo, no es difícil ver el cinismo detrás de este acuerdo. Por un lado, el Gobierno hace gala de un discurso de tolerancia, paz y lucha contra la discriminación, mientras que, por otro, acaricia a quienes claramente promueven una agenda excluyente y nacionalista en nombre de la "supervivencia de la catalanidad".
La gran incógnita que queda es si Cristina Duque, tan vehemente en su denuncia de la cumbre antiabortista y de los discursos de odio allí pronunciados, será igualmente crítica con su compañera Dolores Corujo. ¿Tendrá el valor de señalar públicamente que lo que está ocurriendo dentro de su propio partido guarda similitudes preocupantes con las ideas nacionalsocialistas que tanto aborrecemos? Al final, el silencio también es una forma de complicidad, y la falta de una postura clara se convierte en un aval tácito para quienes promueven tales políticas.