Políticos de Lanzarote: ausentes en la promoción nacional de la isla en RNE
Foto. Elpejeverde.com. Pepa Fernández directora de No es un Día Cualquiera de RNE.
S. Calleja
Este fin de semana, en el islote de La Fermina y bajo el auspicio de la Muestra de Cine de Lanzarote, el icónico programa de RNE “No es un día cualquiera” de Pepa Fernández se hizo eco de las maravillas de nuestra isla. Sin embargo, la resonancia de este evento no solo vino marcada por la promoción de nuestra cultura y paisajes, sino también por un silencio notable: la ausencia de nuestros representantes políticos.
Frente a la invitación de un medio nacional que llegaba a la isla para tejer en directo los hilos de nuestra identidad cultural y cinematográfica, nuestros políticos del Cabildo optaron por una estrategia que bien podríamos calificar de ‘estratégica ausencia’. No es necesario especular demasiado sobre sus razones; seguramente serían tan válidas como inescrutables. Pero dejaron pasar la oportunidad de oro para "poner en valor"(como de manera cursi les encanta decir dia si y dia también a todos ellos) la isla ante los micrófonos de todo el país, todo ello financiado ya por nuestros impuestos y sin costo adicional.
¿Es esto un descuido o acaso un acierto inadvertido? Por una vez, y sin que sirva de precedente, la ausencia de la retórica política permitió que la verdadera voz de Lanzarote resonara con más fuerza y autenticidad. No hubo intervenciones ensayadas, ni discursos inflados, solo la pura exposición de nuestra cultura a través de las palabras de quienes realmente la viven y la sienten.
Quizás, solo quizás, el hecho de que nuestros políticos optaran por la sombra en esta ocasión no fue un error sino una bendición disfrazada. Después de todo, en la ausencia de la política, tal vez encontramos un espacio más auténtico para nosotros mismos y nuestra cultura. Y si bien no siempre se agradece la falta de compromiso político, en esta ocasión, su falta de presencia permitió que la verdadera esencia de Lanzarote brillara con luz propia. ¿No es eso, después de todo, un acierto que debemos celebrar?