INE: Lanzarote y Fuerteventura, líderes en juventud frente a la España vaciada
PJ/S. Calleja
El envejecimiento de la población en España es uno de los cambios demográficos más significativos de los últimos años, con provincias del interior cada vez más despobladas y una población media que envejece a pasos agigantados. Según datos recientes publicados en el Atlas de Distribución de Renta de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), la edad media en España presenta enormes variaciones según la región, lo que ha generado notables diferencias en la estructura poblacional y social del país. Mientras que provincias como Zamora y Orense registran edades medias superiores a los 50 años, la provincia de Las Palmas —y, en particular, Lanzarote y Fuerteventura— muestra una población mucho más joven, con edades medias de 40,8 y 40,1 años, respectivamente.
La presencia de una significativa comunidad de inmigrantes y una sólida base en la industria turística han sido factores fundamentales para que Lanzarote y Fuerteventura, ambas en la provincia de Las Palmas, mantengan una media de edad mucho menor que otras áreas del país. En Lanzarote, los residentes de origen extranjero representan un 22,9% de la población, y en Fuerteventura, esta cifra asciende a un 33%, convirtiendo a ambas islas en las más diversas y jóvenes de España. La afluencia de inmigrantes jóvenes en busca de empleo en sectores como la hostelería y el turismo no solo reduce la media de edad, sino que además impulsa la economía y ayuda a combatir el envejecimiento demográfico.
En contraste, el fenómeno opuesto se da en regiones del norte y del interior, especialmente en Castilla y León, Galicia, y Asturias, donde la edad media supera ampliamente los 45 años. Zamora lidera el envejecimiento demográfico en el país con una edad media de 51 años, seguida de Orense (50,4 años) y Lugo (49,8 años). Estas provincias, junto con otras del interior, presentan una proporción muy baja de población extranjera, lo que limita la llegada de personas jóvenes y contribuye a una estructura poblacional con mayor porcentaje de personas mayores.
Una consecuencia directa del envejecimiento en estas zonas es el aumento de hogares unipersonales, es decir, aquellos en los que solo vive una persona, generalmente mayor. En Zamora, por ejemplo, el 38,1% de los hogares son unipersonales, reflejando una mayor tendencia al aislamiento y una disminución en la interacción social y familiar. En contraste, Lanzarote y Fuerteventura, al tener una población más joven y diversa, presentan menos hogares unipersonales y una estructura familiar más activa y dinámica.
Además, el informe del INE detalla cómo la inmigración contribuye a rejuvenecer la población en áreas donde se asientan muchos extranjeros, como en las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Los inmigrantes tienden a establecerse en núcleos donde hay más oportunidades laborales y en los que vive una mayor proporción de jóvenes, lo que también incentiva la natalidad. Esta afluencia de población joven genera una base más equilibrada y estable para el sistema de Seguridad Social, que en otras provincias está cada vez más sobrecargado debido al número elevado de pensionistas y la baja tasa de natalidad.
El caso de Lanzarote y Fuerteventura, en comparación con provincias como Zamora y Orense, destaca la importancia de políticas migratorias y económicas que favorezcan el asentamiento de población joven. En un país donde la pirámide poblacional se convierte en una “ánfora” —con una base estrecha de jóvenes y una cúspide ancha de personas mayores—, el ejemplo de estas islas en la provincia de Las Palmas refleja cómo la diversidad y el dinamismo pueden contrarrestar el envejecimiento.