Perdomo gasta más en purgas submarinas que en güisqui ajeno
S.Calleja
Benjamín Perdomo, consejero socialista y adalid de la transparencia selectiva, ha vuelto a hacer de las suyas. Esta vez, su ojo crítico se posa sobre el güisqui adquirido en los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) de Lanzarote, tachando de “despilfarro inaceptable” los 20.000 euros invertidos en bebidas de alta gama. Suena hasta convincente cuando uno lo oye hablar de “salud democrática” y “austeridad pública”; sin embargo, basta con rascar un poco para descubrir la verdadera esencia de este “paladín de la integridad”. Porque resulta que hace solo dos año, en noviembre de 2022, Perdomo no tuvo reparos en gastar una cantidad bastante mayor en otra hazaña, esta vez en las profundidades del Museo Atlántico de Lanzarote.
Aquella vez, armado de una narrativa de “higiene democrática”, Perdomo ordenó retirar dos esculturas del fondo marino, esculpidas en honor a un amigo de Pedro San Ginés y exabogado de INALSA, a quien Perdomo tachaba de símbolo de corrupción. Su argumento sonaba robusto: “la imagen de Lanzarote y los Centros no puede vincularse a un amigo de San Ginés denunciado por apropiación de fondos públicos”, decía con pompa. Sin embargo, la realidad judicial ha sido contundente. Tanto San Ginés como el abogado en cuestión han sido absueltos al 100% de los cargos. Así, la “purga moral” de Perdomo se desmonta, y su cruzada por la transparencia termina por parecer una burla en toda regla, porque si la justicia absolvió a ambos, ¿de qué valió el dispendio en retirar aquellas esculturas?
Perdomo habla ahora de güisqui como si fuera el mayor escándalo de gastos en la isla, exigiendo cuentas detalladas sobre “coste, marca y número de unidades” de cada botella. Lo que no explica es cuánto costó aquella retirada submarina que, además de innecesaria, ha resultado moralmente cuestionable y judicialmente injustificada. La transparencia de la que presume parece operar solo cuando el escándalo le favorece a él. ¿Dónde quedó la transparencia sobre el presupuesto de su proyecto de limpieza simbólica? Ahí, Perdomo ha sido menos exigente. Que el güisqui lleva etiquetas claras y el mar guarda sus secretos parece ser la regla de oro para el consejero socialista.
Es más, el güisqui al que hoy arremete Perdomo será vendido en los establecimientos de los CACT, y el gasto será recuperado. Mientras tanto, el consejero Ángel Vázquez, encargado de la compra, no es precisamente el tipo de gestor que derrocharía en rabietas personales y vengativas, impulsadas por las órdenes de una jefa y su asesor de turno. Lo de Vázquez fue, al menos, una inversión que terminará en las arcas públicas, y no fuera del océano de manera injustificada e injusta. En Lanzarote, la verdadera pregunta no es sobre el coste de una botella, sino sobre el coste de un consejero que utiliza la transparencia solo cuando le conviene.