Reanimar la vida: cuando el corazón se detiene y el Cabildo responde
S.Calleja
Caminas por las calles de Arrecife o Puerto del Carmen. Una tarde cualquiera, el sol reflejando su luz en el pavimento. Y de repente, la persona que camina a tu lado se desploma. El ruido sordo del cuerpo golpeando el suelo es como una bofetada en el silencio. No sabes si el tiempo se detiene o si el mundo sigue girando sin piedad, pero en ese instante todo parece ralentizarse. ¿Qué haces? ¿Esperas a que alguien más lo resuelva? ¿O actúas?
Este es el tipo de escenario que el Cabildo de Lanzarote, con Quico Aparicio al frente de la Consejería de Seguridad, ha previsto con una precisión admirable. Gracias a su incansable trabajo, más de un rincón público de la isla está ahora equipado con desfibriladores, esas máquinas que pueden parecer intimidantes pero que, en realidad, cualquiera puede usar si sabe cómo hacerlo. La clave, como en tantas cosas de la vida, está en el conocimiento. Y es aquí donde las jornadas celebradas ayer en el Open Mall Lanzarote adquieren un valor que va mucho más allá de lo simbólico.
Ante una parada cardíaca, lo primero que debes hacer es mantener la calma, aunque todo dentro de ti quiera lo contrario. Comprueba si la persona respira. Si no lo hace, entonces toca actuar rápido. Llama al 112 de inmediato. Mientras llegan los servicios de emergencia, no pierdas ni un segundo: empieza con las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP). Coloca tus manos en el centro del pecho, justo sobre el esternón, y presiona fuerte. Sí, fuerte. No tengas miedo de romper alguna costilla. Más de 100 veces por minuto, sin detenerte. Ese cuerpo que yace frente a ti necesita que seas su corazón.
Y entonces, si estás en un lugar donde el Cabildo ha instalado un desfibrilador automático, estás de suerte. Porque ahora la tecnología se une a la humanidad. Enciende el dispositivo, sigue las indicaciones, coloca los electrodos sobre el pecho desnudo de la persona y deja que el aparato haga su trabajo. El desfibrilador evaluará si es necesaria una descarga. Si lo es, la dará; si no, continuará pidiéndote que sigas con las compresiones.
Las jornadas en el Open Mall Lanzarote no son solo un acto más de relaciones públicas. Son la manifestación tangible de un compromiso por hacer de esta isla un lugar donde la vida tenga una segunda oportunidad. Los bomberos, Protección Civil y la policía local de Arrecife se encargaron ayer de enseñar a jóvenes y adultos lo que muchos no quieren saber: que la vida puede terminarse en un parpadeo, pero que no tiene por qué ser así si estamos preparados para actuar. Y lo estamos, cada vez más, gracias a iniciativas como esta.
El Cabildo de Lanzarote, liderado por un equipo que entiende que la seguridad no se limita a lo inmediato sino que abarca lo potencial, está transformando la idea misma de lo público. No se trata solo de infraestructura, sino de formar a una sociedad capaz de responder cuando el corazón decide detenerse.