Nueva Canarias y la xenofobia: un romance político que resuelve todo menos los problemas reales
Parlamentario de NC
S. Calleja
El último comunicado de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-BC) es la enésima evidencia de una formación que ha perdido su rumbo y su voz. Una voz que antaño defendía con orgullo los intereses de las Islas, pero que hoy parece más interesada en ser el eco del PSOE, un partido que jamás le devolverá ni un gesto de cortesía. Luis Campos, el portavoz de NC-BC, ha vuelto a sacar la ya gastada carta del "discurso xenófobo", acusando al acuerdo entre Fernando Clavijo (CC) y Alberto Núñez Feijóo (PP) de ser un paso atrás en la gestión de la crisis de menores migrantes no acompañados. Sin embargo, lo que Campos no menciona es que esta crítica no es más que un desesperado intento de mantener contentos a sus socios socialistas, quienes llevan años haciendo la vista gorda ante los verdaderos problemas que afectan a Canarias.
Resulta casi cómico que NC-BC acuse a Clavijo de "sometimiento" al PP, cuando ellos mismos se han convertido en los eternos vasallos del PSOE. Mientras los socialistas, dirigidos por Pedro Sánchez, se ven atados de manos y pies por sus pactos con los independentistas catalanes, NC-BC se dedica a hacer de adulón, repitiendo un discurso que ya nadie en las islas se toma en serio. ¿Dónde está la defensa del interés canario en todo esto? ¿Acaso NC-BC no se da cuenta de que su servilismo solo les aleja de la esencia "canarista" que una vez defendieron?
El verdadero retroceso no es el acuerdo entre Clavijo y Feijóo, que busca articular una política migratoria más coherente en un contexto en el que Canarias ha sido dejada sola a su suerte. El verdadero retroceso es la continua rendición de NC-BC a un PSOE que nunca moverá un dedo por Canarias si esto implica poner en riesgo sus alianzas en Madrid. La inacción del gobierno central respecto a la crisis migratoria en las Islas es evidente, pero NC-BC parece preferir ignorar este hecho, centrando toda su energía en demonizar cualquier iniciativa que no cuente con el beneplácito de Sánchez y sus socios.
Es paradójico que Campos hable de "sometimiento" de Clavijo al PP, cuando es NC-BC quien, desde hace años, se ha convertido en un mero accesorio del PSOE, renunciando a cualquier posibilidad de liderar una política canaria independiente. La supuesta "xenofobia" que Luis Campos pretende ver en cada esquina es simplemente un recurso gastado para evitar reconocer lo obvio: que el PSOE, lejos de ser la solución, es en realidad el mayor obstáculo para abordar una política migratoria justa y efectiva en Canarias.
La verdadera tragedia no es que Clavijo haya firmado un acuerdo con Feijóo, sino que NC-BC, un partido que alguna vez se presentó como defensor de los intereses canarios, se haya convertido en un satélite incondicional del PSOE. Mientras NC-BC continúa acurrucado en los brazos de los socialistas, Canarias sigue enfrentando una crisis migratoria sin precedentes, y lo hace sola, sin el apoyo que necesita de un gobierno central más preocupado por no incomodar a sus socios separatistas que por dar soluciones reales a las Islas.
Luis Campos se lamenta de que este acuerdo "nos aleja más del consenso". Pero ¿qué consenso? El que nunca ha existido porque el PSOE jamás ha priorizado a Canarias, y NC-BC lo ha permitido al aceptar, una y otra vez, el papel de partido secundario en el teatro político español. En su afán de agradar a Madrid, han abandonado a las Islas, olvidando que el canarismo no es solo una etiqueta electoral, sino una responsabilidad con su gente.
Y lo más triste es que, al final del día, todo este servilismo no les servirá de nada. El PSOE no les devolverá el favor, porque para Sánchez, NC-BC es prescindible. Y mientras sigan subordinados a los intereses de un partido que nunca defenderá a Canarias, seguirán cayendo en la irrelevancia política. Porque las Islas necesitan soluciones, no más discursos vacíos de acusaciones que ya no engañan a nadie.