El malestar vecinal crece ante la inacción política sobre el ruido en Arrecife
Foto. Elpejeverde.com.
S. Calleja
El pasado jueves, el Hotel Lancelot acogió a cerca de un centenar de vecinos decididos a poner fin al ruido constante que invade sus vidas. La Playa del Reducto, otrora un símbolo de tranquilidad en Arrecife, se ha convertido en el epicentro de una polémica creciente. Los habitantes de la zona, hartos de soportar una incesante oleada de eventos multitudinarios, buscan organizarse para defender su derecho al descanso, un derecho que consideran completamente ignorado por la clase política local.
Los residentes, lejos de oponerse a las fiestas, han sido claros: no es una lucha contra la celebración, sino contra el abuso. A lo largo del último año, el Ayuntamiento ha utilizado la Playa del Reducto como un escenario constante para eventos masivos, desde conciertos multitudinarios, como el reciente de Sebastián Yatra, hasta festivales y ferias que invaden no solo el espacio físico, sino también la paz y el bienestar de quienes residen en los alrededores. Estos eventos han transformado el frente marítimo de la ciudad en lo que muchos vecinos describen como “un festival interminable”.
Durante la reunión, se escucharon testimonios desgarradores sobre las repercusiones del ruido descontrolado. Los vecinos, muchos de los cuales llevan años batallando por una solución, describieron el infierno que supone vivir con niveles de ruido que superan habitualmente los 95 decibelios dentro de sus propias casas. Esta constante invasión acústica ha provocado episodios de ansiedad, taquicardias y un deterioro general en su salud mental y física. “Estamos en guerra con el ruido, y nadie nos escucha”, afirmó uno de los asistentes, visiblemente afectado.
La crítica hacia la gestión del Ayuntamiento fue unánime y contundente. Los residentes acusan a los responsables políticos de utilizar el frente marítimo como su particular escaparate de eventos, ignorando las repercusiones que esto tiene en la vida de los ciudadanos. “El Ayuntamiento actúa como una empresa de eventos, no como un gestor de la ciudad. Parece que el ruido y la diversión desmedida son su única prioridad”, señaló con frustración una de las personas que participó en la reunión. Además, se lamentaron de que, teniendo espacios alternativos como el Parque Temático o el Recinto Ferial, se prefiera ocupar la zona residencial más céntrica de la ciudad, una decisión que califican de incomprensible y carente de sentido común.
El clamor de los vecinos no es infundado. Las fiestas, que anteriormente eran eventos esporádicos, se han convertido en una rutina, afectando gravemente la calidad de vida en la zona. Los continuos cortes de tráfico, el estruendo que impide incluso mantener una conversación en casa, y la imposibilidad de abrir las ventanas, son solo algunas de las quejas recurrentes. “No pedimos que eliminen las fiestas, solo queremos un pacto por la convivencia. No podemos seguir viviendo en una feria continua”, comentó otro vecino.
Este encuentro marca el primer paso en la creación formal de una plataforma ciudadana que luchará por un cambio real. Los vecinos están dispuestos a agotar todas las vías posibles, incluida la legal, para frenar lo que consideran una situación insostenible. Aunque confían en que el diálogo con las autoridades locales pueda reconducir el problema, el ambiente entre los presentes reflejaba una profunda desconfianza hacia los políticos que, hasta ahora, han desoído sus peticiones.
El reto ahora, tanto para los vecinos como para las autoridades, es encontrar un equilibrio que permita el disfrute de los eventos sin que el precio a pagar sea la salud y el bienestar de los ciudadanos de Arrecife. De no ser así, los residentes están decididos a llevar esta lucha hasta las últimas consecuencias.