'' Los jóvenes sí cuentan'' Por José Ramón Navas, cuarto en la lista de Lanzarote en Pie - Sí Podemos en Arrecife
Hace mucho tiempo que dejé atrás la adolescencia, pero no he olvidado las cosas que me hacían vibrar a esas edades: conciertos, la música, los libros y, sobre todo, liberar mi creatividad. A comienzos de los años 90, sin internet ni redes sociales, dedicarte tiempo a ti mismo para escribir o dibujar era una actividad que pocos en mi entorno entendían, pero que a mí me resultaba satisfactoria al máximo. Era una de mis “drogas” particulares.
Aunque parezca increíble, con el paso de los años se podría pensar que los jóvenes no tienen las mismas inquietudes. Los vemos por las calles con sus móviles, cuello doblado al viento, indolentes con su entorno y resignados a la nada más absoluta de la abducción de sus mentes por culpa de las mil mañas que nos han traído los adelantos tecnológicos. Pero, más allá de ese aparente axioma, he descubierto a muchas personas que no llegan aún a la mayoría de edad que están demostrando que la adolescencia sigue siendo un período de creatividad y de anhelos y esperanzas sin límites.
Cuando alguien me dice que ha perdido la esperanza en la juventud, siempre comento los casos de los que soy consciente y que demuestran que nuestros jóvenes siguen siendo una casta formidable. En nuestra isla hay asociaciones juveniles que se dedican a organizar multitud de actividades, siempre en las más precarias condiciones y sin apoyo institucional alguno, salvo en los raros casos en los que el político de turno quiere sacarse la foto promocional. Estas asociaciones trabajan en multitud de proyectos sin apoyo de nadie, y muchas veces son ellos y ellas los que ponen algo de dinero para dar algo de calidad a sus actividades.
Hace unos meses me reuní con alguien que conoce muy bien la situación de la juventud en Lanzarote, sobre todo en Arrecife, y me explicó cosas que me dejaron totalmente fascinado. Me habló de un grupo de chicos y chicas que están preparando una aplicación móvil sobre libro-juegos. También me comentó la cantidad de actividades que realizan otros grupos, relacionados con sus pasiones, como el mundo del Manga, el K-pop, los juegos de rol, el baile y un sinfín más de inquietudes creativas y lúdicas que llevan a cabo con la máxima pasión.
Más allá de eso, me pregunté por qué motivo ninguna institución era capaz de apostar por ellos y ellas, por esos jóvenes que destacan por sus inquebrantables ganas de seguir haciendo cosas para su diversión y aprendizaje, sin discriminar a nadie y sin contar con el apoyo de ningún elemento del mundo político. La respuesta la hallé mirando al pasado, a mi “yo” adolescente: los jóvenes no son importantes en el mundo político hasta que no tienen edad para votar. Esa es la triste realidad.
Sin embargo, a mí me gusta mirar más allá, a un futuro donde los jóvenes de Lanzarote sean protagonistas de un cambio real de esta isla y sean los adalides de una generación fresca, luchadora, librepensadora y solidaria. Porque ellos y ellas son nuestro futuro, son el campo donde debemos sembrar las semillas de la igualdad de género, de la solidaridad; deben ser los paladines de la lucha contra la xenofobia, el racismo, la homofobia y cualquier expresión de odio reaccionario. Ellas y ellos serán el estandarte de un futuro prometedor, en un mundo difícil y duro, pero que sabrán enfrentar si les damos desde ya las herramientas adecuadas para formarse y desarrollar sus objetivos.
Que nadie olvide que los jóvenes son el motor que moverá nuestras vidas en pocos años, y es nuestra responsabilidad dotarles de las herramientas necesarias para que en el futuro estén preparados para afrontar una serie de retos que se les presentarán. Entre esos retos están la precariedad laboral, la dificultad de acceso a estudios superiores en Lanzarote, la falta de perspectivas de desarrollo creativo y deportivo, o los siempre presentes problemas de inclusión social, adicciones a sustancias psicotrópicas y educación sexual y familiar.
Por ello, si me lo permiten, voy a romper una lanza –y diez mil si hiciera falta- a favor de la juventud de nuestra tierra.
Yo sí creo en ellas y ellos. Para mí, los jóvenes sí cuentan.