El mercadillo, impulso para La Villa
Por Dimas Martin Martin: Alcalde de Teguise 1983-1991
Hace unos días leí en un medio de comunicación local retazos del trabajo de fin de curso realizado por una alumna de la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote doña Carmen Ramón, titulado “el mercadillo el impulso para la Villa”.
En el ánimo de ser riguroso con la historia del mercadillo de La Villa y prestar mi ayuda a la autora de mencionado estudio que le permita llenar esas lagunas que dice tener sobre el origen del mismo, me permito hacerle las siguientes puntualizaciones:
El mercadillo ¡sí se planificó!, y tuvo su origen en el que observé, antes de ser alcalde de Teguise, en un viaje que realicé a Ámsterdam. Al salir del hotel donde me hospedaba una mañana de domingo me encontré en las calles adyacentes a los canales que cruzan la ciudad convertidas con el mercadillo más espectacular que he visto en mi vida. En mi mente quedó grabada la visión y la puse en práctica desde que tuve oportunidad como alcalde.
Todos los mercadillos tienen un desarrollo desigual que se va produciendo a medida que aumenta la demanda de puestos y el de La Villa no fue una excepción, con el inconveniente de ser el primero que se creaba en nuestra isla, hoy convertido en el más importante y popular de Canarias con un volumen de visitas que superan las ciento cincuenta mil al año, y uno de sus encantos creo está precisamente en esa “anarquía” controlada.
El mercadillo formó parte desde el primer momento de un completo programa de desarrollo económico, estructural, social y cultural de Teguise: restauración y recuperación de nuestro Patrimonio Histórico Cultural, iglesias, palacios, ermitas, castillo, construcción de instituto, colegios de enseñanza, planes culturales y de becas a estudiantes, escuela de enfermería y universitaria de turismo (donde usted estudió), escuela profesional de hostelería, centros socio culturales, dispensarios médicos ,complejos polideportivos y agrícola… En definitiva, el mayor plan de desarrollo que ha tenido Teguise en toda su historia.
El mercadillo no fue obra de un conserje del ayuntamiento y de quince “gitanos”. El mercadillo fue obra de todos los vecinos y comerciantes de La Villa (a excepción de pequeñas reticencias de algunos de ellos), colaboradores y expositores del resto de Lanzarote y de otras islas de Canarias, entre los que se encontraban también esos conejeros de origen gitano, y el inestimable trabajo realizado por don Carlos Matías Cúrbelo Delgado, trabajador del ayuntamiento, organizador y encargado del mencionado mercadillo en sus inicios.
He de confesarle que siento una profunda satisfacción al comprobar cómo transcurridos treinta y tres años desde su creación el mercadillo sigue siendo motor económico de La Villa y orgullo de que usted lo reconozca en su estudio.