Apariencia de simulación
Por Rafael Hernández, periodista
Se aplaude la exhibición de miserias de alcoba. Se cosifica a la mujer y se engrandece al hombre ignorante. La curiosidad sólo es una mirada furtiva en la basura del vecino. Las caricias son monigotes fluorescentes en la pantalla de tu vida. Leer es el pretérito perfecto compuesto de ser humano. Gente a la que no le importas te vende cosas que no necesitas. Atesoramos cosas que no caben en nuestra cárcel porque la erótica del poseer nos simula partícipes de esta histeria colectiva. Gente a la que no le importas defiende cosas en las que no cree para mantenerse arriba mientras te aplasta abajo. Debajo del traje de seda, de la americana de pana y de las camisetas de superhéroes que suben al estrado declama el mismo corazón negro portavoz del mismo argumentario abisal. Páginas en blanco que otorgan sueldos vitalicios a quién las manosea. Arriba, señores en hábito tatúan tu moral con la tinta de la culpa. Se fomenta la desinformación para que exista una personalidad única y maleable. La información que nos llega es vana, hueca e inútil generadora de cerebros vagos, huecos e inútiles. Y entre tanto fútbol, sexo velado, peleas de mamporreros y peroratas televisadas de personajes ejemplos de nada te permiten creer que vives en una democracia porque te dejan votar cada cuatro años.
Rafael Hernández es periodista y autor del poemario 'La frase más larga que jamás te han dicho'