El PSOE afirma que "el Carnaval de Arrecife pierde su identidad bajo una gestión de reciclaje y olvido
Pejeverde
El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Arrecife, no ha escatimado en calificativos: "Este concurso ha sido poco más que una operación de reciclaje de vestuarios". No es para menos. El diseño ganador de esta edición es exactamente el mismo que desfiló y triunfó hace dos años en el Carnaval Internacional de Maspalomas, con apenas un retoque superficial para maquillar su segunda vida sobre el escenario arrecifeño. Un cambio de plumas, un accesorio nuevo y listo: Arrecife coronando un diseño de segunda mano en su fiesta principal.
La denuncia del PSOE no se queda únicamente en el vestuario. El malestar es mayor entre los diseñadores locales, quienes recuerdan cómo hace apenas un año el concejal Echedey Eugenio prometía “recuperar la Gala de la Reina como símbolo de estas fiestas y devolver la confianza a los diseñadores y empresas patrocinadoras”. Hoy, aquella promesa suena a sarcasmo, tras un proceso en el que no solo no se les convocó para participar, sino que se optó directamente por ignorarlos.
Mientras la capital de Lanzarote se resigna a un carnaval cada vez más despersonalizado y ajeno a su esencia, la pregunta que sobrevuela el ambiente es tan directa como incómoda: ¿Por qué Arrecife, tercera capital del Archipiélago, acepta un carnaval que otros desechan? Mendoza lo resume sin rodeos: "¿A quién beneficia realmente esta gestión?".
Para el PSOE, esta Gala de la Reina no solo desprecia el talento insular, sino que además representa una oportunidad perdida para reivindicar la creatividad y la identidad de la isla. No hubo concurso real, ni opciones abiertas al diseño local. Solo un espectáculo empaquetado, traído desde fuera, con aroma a repetición y saldo.
Los diseñadores lanzaroteños, que fueron exhibidos como ejemplo del potencial creativo de la isla en las Jornadas del Carnaval de 2023, hoy se sienten utilizados y olvidados. De promesas públicas pasaron al ostracismo absoluto, mientras su carnaval se externaliza, su arte queda fuera del escenario y la identidad de Arrecife se diluye entre lentejuelas de segunda mano.
El Carnaval debería ser orgullo, cultura y expresión de una comunidad. En Arrecife, este año, fue una tomadura de pelo.