Ola de apoyo a Jacobo Medina tras su destitución del Cabildo
Pejeverde
La reciente destitución de Jacobo Medina de la vicepresidencia del Cabildo de Lanzarote no ha logrado socavar su determinación. A pesar de haber sido relegado a una Consejería de Obras Públicas sin competencias clave en planificación e inversiones, Medina ha reafirmado su compromiso con la isla y con el Partido Popular (PP), dejando claro que no se apartará del camino. En un mensaje en redes sociales, agradeció el apoyo recibido y aseguró que seguirá trabajando por Lanzarote y La Graciosa, mostrando una actitud de resiliencia y dedicación que ha despertado una ola de respaldo ciudadano.
Las reacciones no se han hecho esperar. Desde militantes del PP hasta ciudadanos sin afiliación política, las muestras de apoyo han inundado las redes sociales. Se le reconoce como un político trabajador, cercano y con un claro compromiso por la gestión pública. Comentarios como "Saca un partido nuevo y arrasas en esta isla" o "En política los inútiles anulan al que vale" reflejan un descontento latente con la manera en la que se ha llevado a cabo su destitución. Incluso hay quienes han llegado a sugerir que Medina debería considerar su propio camino político fuera del PP.
Esta reacción popular deja varias preguntas sobre la mesa. ¿Ha sido una decisión estratégica o responde a desavenencias personales? ¿Qué gana y qué pierde el PP en Lanzarote con este movimiento? ¿Ástrid Pérez ha cometido un error de cálculo al apartar a una figura con tanto respaldo social?
Según la versión oficial, este cambio forma parte de una reorganización interna del PP en el Cabildo, en la que María Jesús Tovar, una persona de confianza de Pérez, asume la vicepresidencia y el control de áreas clave como Fondos Europeos y el Fedecan. Sin embargo, fuentes cercanas apuntan a un deterioro en la relación entre Pérez y Medina, con rumores de bloqueo de comunicaciones y falta de sintonía política. Si esto es cierto, no estamos ante un simple ajuste organizativo, sino ante una purga de quienes no se alinean al cien por cien con la dirección del partido.
El PP en Lanzarote no atraviesa su mejor momento y necesita cohesión interna. Si la destitución de Medina responde más a luchas de poder que a criterios de gestión, el partido podría estar cavando su propia tumba en la isla. ¿Es este el tipo de decisiones que fortalece un partido o lo fractura aún más? ¿No debería priorizarse la eficacia y la capacidad de gestión sobre los juegos de poder internos?
Mientras Medina sigue adelante con su labor y refuerza su vínculo con la ciudadanía, Ástrid Pérez tendrá que medir el impacto de su decisión. La política no se construye solo en despachos cerrados, sino en la calle, donde la percepción pública es clave. Si el respaldo popular a Medina se traduce en una pérdida de apoyo al PP, este movimiento podría ser más perjudicial que beneficioso para la presidenta insular.
El tiempo dirá si esta jugada fue un acierto o un error de alto costo. Como dice el proverbio latino: "Errare humanum est, sed perseverare diabolicum" (Errar es humano, pero persistir en el error es diabólico). La respuesta de los votantes tendrá la última palabra.