domingo, 27 octubre 2024

Movilización orquestada: el PSOE y FCM usan a Lanzarote para su guerra ideológica

PJ

Cuando se convoca una movilización ciudadana bajo la bandera de la “justicia social”, uno esperaría escuchar propuestas que integren a todos los habitantes de la isla, incluyendo a los trabajadores del sector turístico, en lugar de ver cómo los partidos políticos se apropian de una causa para lanzarse en una cruzada mal disimulada contra el visitante. El pasado domingo, el PSOE de Lanzarote, con Loli Corujo a la cabeza, pretendió posicionarse como el salvador de la isla, denunciando a bombo y platillo el “desmedido crecimiento turístico” junto a la Fundación César Manrique (FCM). No obstante, lo que algunos llaman “justicia social” se percibió como un desprecio contra el turismo en una isla que vive de él.

Lanzarote es tierra de acogida y motor económico gracias a los millones de turistas que cada año permiten que comercios, hoteles y negocios locales continúen generando empleo y riqueza. Pero el discurso de Corujo y su afán por frenar el turismo da la impresión de que el visitante es el enemigo a combatir. No se trata de ignorar los desafíos que el turismo representa; hay que gestionar mejor el impacto, no eliminar la base misma que sostiene la economía insular.

En su nota de prensa, el PSOE se presenta como abanderado de un modelo “justo y sostenible”, mientras exige medidas tan disruptivas como la paralización de licencias turísticas y la implantación de una ecotasa. Un mensaje ambiguo y contradictorio: por un lado, el PSOE asegura que no es turismofobia; por otro, las declaraciones de Corujo pintan al turismo como el villano que está empobreciendo a las familias de la isla. A quienes venimos observando esta situación de cerca, nos resulta inevitable cuestionarnos si realmente están buscando soluciones para todos o solo intentando ganar simpatías políticas a costa de sacrificar al turismo en el altar de la demagogia.

Mientras en otros destinos se optimizan los recursos para mejorar la infraestructura turística, en Lanzarote el PSOE parece empeñado en subirse al tren de la contención absoluta, asumiendo una postura que se alinea sorprendentemente con el anti-turismo de ciertas plataformas ciudadanas. Lanzarote tiene problemas estructurales, pero achacar todos los males al visitante es un sinsentido que, tarde o temprano, pasará factura.

Si de verdad la intención es gestionar el turismo de manera “justa”, ¿por qué no plantear propuestas de desarrollo integral en lugar de ataques frontales al turismo? Lanzarote necesita propuestas inclusivas y, sobre todo, decisiones que reconozcan la dependencia de miles de familias hacia el turismo en esta isla. Corujo y el PSOE deberían replantearse si su estrategia, más que cuidar la isla, no está desgastando la imagen que tantos han trabajado por construir.

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