La vida en una imagen. OPINIÓN .ANDRÉS MARTINÓN
ANDRÉS MARTINÓN
Lancelot Televisión está de aniversario. Cumple sus primeros 15 años de vida y por ello la dirección incluía en este número del mensual un reportaje de varias páginas en las que se cuenta cómo surgió y como han sido estos tres lustros de un proyecto más que consolidado. La cuestión es que me pidieron que escribiera unas líneas hablando de cómo ha sido todo este trayecto. No en vano, fui parte del primer equipo llegando cuando apenas había cables y equipos por montar
Para ilustrar el reportaje me enviaron varias fotos con las que editar una página en la que se mostraran 15 años en imágenes. Entre las que llegaron a mis manos se encontraba una instantánea de la primera plantilla de trabajadores. Se nos ve a 10 personas en el plató, casi los mismos hombres que mujeres; todos jóvenes y puestos a decir la verdad, no estábamos mal. Esta imagen la rapté y sin permiso la subí a facebook. Y solo escribí: “Primera plantilla de Lancelot Televisión. Hace 15 años. Madre mía!!!”.
No suelo subir mucho contenido a las redes sociales pero he de decir que ha sido una de las imágenes más comentadas y con más reacciones. Fue ahí cuando pensé: ¿Por qué ha tenido tanto tirón? Empecé a pensar pues que había sido porque la foto está muy bien hecha; porque había un grupo de gente joven ante un nuevo reto; porque hay gente conocida y por otro lado, otros que no lo son tanto pero que seguro que se llevaron una sorpresa cuando vieron la foto y, sobre todo porque han pasado 15 años.
Yo creo que estas fotos gustan precisamente por eso; porque el tiempo es el principal aval del encanto. Porque se ve gente con aspectos distintos y modas opuestas a las de ahora y, sobre todo, porque la gente da un 'like' cuando ve que hay autenticidad y exposición. La gente valora cuando hay algo que ha durado en el tiempo y no se ha roto. Que el proyecto sigue. Y aquí no estoy hablando solo de empresas o medios de comunicación. Aquí hablo de cuando un matrimonio cuelga una foto en la que se les ve de novios hace 20 o 30 años; cuando una pandilla de amigos compara dos fotos y se ve a la misma gente después de décadas.
Puestos a sincerarme y es a donde quiero ir parar, esa foto pese a que la gente sé que la ha visto con buenos ojos, yo la veo como el paso de mi vida. Empecé a trabajar hace 15 años en el mismo lugar que donde hoy lo he hecho. La diferencia es que cuando empecé no tenía una mujer, dos hijos, una casa y muchos productos bancarios por devolver. Es más, si contara los días que quise irme de la empresa y dejarlo por cualquier otra cosa, no tendría ni dedos ni manos para contarlo. Hubo días que llegar a trabajar en esas paredes rojas y amarillas (supongo que eso facilita el estrés) asfixiaba.
Pero saben una cosa, hay que aguantar. Como decía el Tío Tony (el tío de Rafa Nadal): “Hay que aguntar mucho y, después, aguantar más”. Y lo que uno recuerda ahora no son esos días malos. Ahora uno se siente orgulloso de todas las personas que pasaron por mi vida en esta empresa: Lo que costó aprender y superar los problemas y la recompensa de cuando llegó el trabajo bien realizado. Esta foto me hace sentir orgulloso, porque el tiempo te puede destruir o hacer más fuerte. Y 15 años después, seguimos en el camino.