PERIODISMO SIN CÓDIGO DEONTOLÓGICO
PEDRO SAN GINÉS AUTOR DEL ARTICULO DE OPINIÓN
Respetar la verdad, practicar la objetividad, contrastar los datos con todas las fuentes periodísticas que sean precisas, estar abierto a la investigación de los hechos, diferenciar con claridad entre información y opinión, respeto a la presunción de inocencia, rectificación de las informaciones erróneas… Todo esto y más está recogido en el código deontológico del periodista que debería respetar todo aquel que ejerce una profesión a la que se denomina el Cuarto Poder.
A lo largo de mi trayectoria política, he tenido la ocasión de conocer a grandes profesionales de la comunicación que han hecho su trabajo, aunque no siempre haya sido de mi agrado. Pero lo han hecho cumpliendo con rectitud y decencia con un código que todo periodista debería llevar grabado a fuego. Sin embargo, hay quienes con sus actitudes y persecuciones personales insultan a una profesión que merece todos mis respetos.
Pero seré más claro, como siempre fui, incluso cuando tenía una presidencia que perder. A nadie se le esconde la inquina que me tiene el grupo de comunicación conformado por La Voz de Lanzarote y Radio Lanzarote, desde que por primera vez asumí la responsabilidad de ser presidente del Cabildo de Lanzarote o, quizá debería decir, desde la primera vez que no me sometí a sus chantajes y su máxima de “tanto pagas, tanto vales”.
Han sido diez largos años de constantes mentiras, falsas acusaciones, publicaciones adulteradas, manipulación informativa e intento de humillación personal (no ofende quién quiere), por parte de quienes mienten fácilmente una y otra vez a sabiendas de que algo queda.
Fácil porque no me dan la oportunidad de defensa que merece toda persona y de rebatirles en antena su falta de rigor y decencia periodística, hurtándome así la posibilidad de haber preguntado alguna vez, directamente, al objeto de sus “supuestas noticias”, que no son más que obsesivos ataques.
Jamás han tenido la decencia profesional de respetar la presunción de inocencia; al contrario, se han dedicado siempre a hacer juicios paralelos con condena previa. Para justificarlo, son tan cobardes que hasta se han inventado que soy yo quien les veta, cuando son ellos quienes no tienen las agallas de enfrentarse a una entrevista a la que me he ofrecido una y otra vez. Ellos no la merecen, pero sí sus oyentes a los que así también faltan al respeto.
Ahora vienen unas semanas en las que me sentaré en el banquillo a defender mi inocencia donde sí puedo dar mi versión de los hechos, ante la justicia. Un derecho que me niegan quienes se hacen llamar periodistas y dirigen La Voz de Lanzarote y Radio Lanzarote. Claro que, toda su audiencia ya debe saber que eso que practican es cualquier cosa menos periodismo.
A lo largo de mi trayectoria política, he tenido la ocasión de conocer a grandes profesionales de la comunicación que han hecho su trabajo, aunque no siempre haya sido de mi agrado. Pero lo han hecho cumpliendo con rectitud y decencia con un código que todo periodista debería llevar grabado a fuego. Sin embargo, hay quienes con sus actitudes y persecuciones personales insultan a una profesión que merece todos mis respetos.
Pero seré más claro, como siempre fui, incluso cuando tenía una presidencia que perder. A nadie se le esconde la inquina que me tiene el grupo de comunicación conformado por La Voz de Lanzarote y Radio Lanzarote, desde que por primera vez asumí la responsabilidad de ser presidente del Cabildo de Lanzarote o, quizá debería decir, desde la primera vez que no me sometí a sus chantajes y su máxima de “tanto pagas, tanto vales”.
Han sido diez largos años de constantes mentiras, falsas acusaciones, publicaciones adulteradas, manipulación informativa e intento de humillación personal (no ofende quién quiere), por parte de quienes mienten fácilmente una y otra vez a sabiendas de que algo queda.
Fácil porque no me dan la oportunidad de defensa que merece toda persona y de rebatirles en antena su falta de rigor y decencia periodística, hurtándome así la posibilidad de haber preguntado alguna vez, directamente, al objeto de sus “supuestas noticias”, que no son más que obsesivos ataques.
Jamás han tenido la decencia profesional de respetar la presunción de inocencia; al contrario, se han dedicado siempre a hacer juicios paralelos con condena previa. Para justificarlo, son tan cobardes que hasta se han inventado que soy yo quien les veta, cuando son ellos quienes no tienen las agallas de enfrentarse a una entrevista a la que me he ofrecido una y otra vez. Ellos no la merecen, pero sí sus oyentes a los que así también faltan al respeto.
Ahora vienen unas semanas en las que me sentaré en el banquillo a defender mi inocencia donde sí puedo dar mi versión de los hechos, ante la justicia. Un derecho que me niegan quienes se hacen llamar periodistas y dirigen La Voz de Lanzarote y Radio Lanzarote. Claro que, toda su audiencia ya debe saber que eso que practican es cualquier cosa menos periodismo.