Jacobo, quita esa mano: Astrid ya tiene otros planes

S. Calleja

En política, las sonrisas pueden ser tan estratégicas como los discursos. Astrid Pérez, presidenta del Partido Popular (PP) en Lanzarote y actual presidenta del Parlamento de Canarias, es conocida por su afabilidad pública. Sin embargo, quienes han trabajado estrechamente con ella describen una figura compleja, capaz de tomar decisiones drásticas que han dejado a más de uno fuera de juego. ¿Qué hay detrás de esa sonrisa que algunos califican de enigmática? ¿Y qué nos dice su reciente reestructuración interna sobre el futuro del PP en Lanzarote?

Astrid Pérez no solo ha consolidado su liderazgo en Lanzarote, sino que también ha ganado influencia en el ámbito regional y nacional. Su nombre suena con fuerza para integrarse en el equipo estatal del PP, lo que refleja su creciente peso político. Sin embargo, este ascenso no ha estado exento de fricciones internas. En los últimos años, varios miembros destacados del partido han sido desplazados o han visto reducidas sus responsabilidades bajo su mandato.

Uno de los casos más recientes es el de Jacobo Medina, quien hasta hace poco ocupaba la vicepresidencia del Cabildo de Lanzarote. Según fuentes cercanas, la relación entre Pérez y Medina se había deteriorado significativamente, al punto de que la presidenta del PP le habría "bloqueado" el WhatsApp, según leemos en Lancelot Digital. Finalmente, Medina fue destituido de su cargo y relegado a una Consejería de Obras Públicas "descafeinada", como la han descrito algunos medios, al despojarla de la planificación de inversiones y proyectos. En su lugar, María Jesús Tovar, una figura de confianza de Pérez, asumirá el control de áreas clave como los Fondos Europeos y el Fedecan.

Este movimiento no ha pasado desapercibido. Para algunos, es una muestra más del estilo de liderazgo de Pérez, caracterizado por una firmeza que no duda en tomar decisiones impopulares. Para otros, es un indicio de las tensiones que podrían estar socavando la cohesión interna del partido. ¿Se trata de una estrategia para fortalecer su posición o de un síntoma de desconfianza hacia su propio equipo?

La situación plantea varias cuestiones que invitan a la reflexión. En primer lugar, ¿hasta qué punto es saludable para un partido político que el poder se concentre en una sola figura? Astrid Pérez ha demostrado ser una líder eficaz, pero su tendencia a prescindir de colaboradores de valía podría tener consecuencias a largo plazo. ¿Está el PP de Lanzarote sacrificando talento en aras de la lealtad absoluta?

En segundo lugar, ¿cómo afectará esta reestructuración al pacto de gobierno en el Cabildo? , es inevitable preguntarse si estas tensiones podrían debilitar la estabilidad política en la isla.

Por último, ¿qué papel juegan las dinámicas de poder en la toma de decisiones políticas? La destitución de Jacobo Medina no solo refleja un cambio en la estructura interna del PP, sino también una lucha por el control de recursos clave, como los fondos europeos. ¿Estamos ante un caso de pragmatismo político o de ambición desmedida?

Astrid Pérez ha demostrado ser una figura capaz de navegar con destreza en las turbulentas aguas de la política insular. Sin embargo, su estilo de liderazgo, marcado por decisiones drásticas y una aparente concentración de poder, no está exento de riesgos. Mientras algunos aplauden su firmeza, otros cuestionan si esta estrategia podría terminar por debilitar al partido que tanto ha trabajado por fortalecer.

En política, como en la vida, las sonrisas pueden esconder más de lo que revelan. Y en el caso de Astrid Pérez, parece que la sonrisa es solo la punta del iceberg. ¿Qué pasará con el PP de Lanzarote bajo su liderazgo? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, queda la reflexión: en un mundo donde el poder es efímero, ¿qué precio están dispuestos a pagar los líderes para mantenerlo?

Y si no, que se lo pregunten a Jacobo Medina, a su madre, o a cualquiera de las otras "víctimas" de esa sonrisa que, al parecer, no siempre es lo que parece. Una especie de café descafeinado en un mundo que parece preferir el espresso fuerte.