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El pabellón de Argana: ¿hasta cuándo el chistecito, alcalde?

S.Calleja

Hay noticias o anuncios  que, más que emocionar, te provocan una risita mariguanada. O tienen ese tufo institucional de quien te vende como un éxito rotundo lo que no es más que la gestión (por fin) de una cagada monumental. El alcalde de Arrecife, Yonathan de León, se ha paseado este fin de semana  por Argana Alta para anunciar, con toda la pompa que permiten las redes sociales, que están "ultimando los actos oficiales para la reapertura" del pabellón deportivo. Unas instalaciones que, y aquí viene lo gordo, "llevaban 13 años cerradas y fueron abiertas en su día sin cumplir con la legalidad". Trece años. Trece años pudriéndose, sirviendo de monumento a la desidia y al "aquí no pasa nada", mientras nuestros jóvenes y niños  jugaban en la calle y los clubes se las veían y deseaban para entrenar.

Y ahora, tras más de una década de abandono y de mirar para otro lado, el actual regidor se cuelga la medalla del "cumplo". ¡Joder, claro que cumple! Cumple con la ley de la gravedad, cumple con la salida del sol, y por supuesto, cumple con la obligación de solucionar un desaguisado que hereda, sí, pero que lleva años pudriéndose bajo la atenta (o inatenta) mirada de los sucesivos gobiernos, incluyendo los de su propio partido o socios. ¡Bravo!

Porque uno, que tiene memoria de elefante y sobre todo una hemeroteca de lo más cabrona, recuerda los infinitos vaivenes de este pabellón. Desde su inauguración "ilegal" (una palabra que, en Lanzarote, parece que solo usamos para los ciudadanos de a pie), hasta los cierres fulminantes, las promesas de reapertura que se desvanecían como el humo de ese porrito de hierba que provoca esa risita, los informes técnicos apilándose en algún cajón olvidado, y los dineros públicos invertidos que se convertían en ladrillo muerto. Trece años. Trece años que suponen generaciones enteras de deportistas que vieron cómo el "más grande y con mayor aforo de Lanzarote" era poco más que un elefante blanco con telarañas.

Y lo peor es que, desde que el señor De León es alcalde, no es la primera vez que se nos vende la moto de la "inminente" apertura. Ya ha habido avisos, promesas, plazos que nunca se cumplían. Entonces, ¿qué pasa ahora? ¿Nos está vacilando? ¿Es una estafa más a la paciencia de los vecinos? ¿O es que esto es ahora un chistecito de mal gusto, otro anuncio para la colección de "próximamente"? Menos cuento y más apertura, alcalde. Ponga una fecha, el lunes 17 de noviembre, joder, ¡y abra de una puñetera vez! Que el aburrimiento de esta espera ya no hay quien lo aguante.

El alcalde cumple, dice. Y sí, cumple con su obligación de apagar el fuego que otros   dejaron arder. Pero el mérito no está en reabrirlo, sino en la desvergüenza de haberlo tenido cerrado y sin legalidad durante tanto tiempo. Argana Alta se merece el pabellón, pero la ciudadanía se merece saber por qué esta chapuza se ha alargado más que una telenovela de los 90 y mala. Vamos Yoni! El jueves otra foto y promesa.

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