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El “menor” del atunero incendiado en Órzola tenía más de 19 años y frena el primer traslado exprés desde Canarias

Foto del atunero donde venía el supuesto menor. 9 de septiembre 2025

S.Calleja/El País

Una verificación de edad, según publica hoy el diario El País, con radiografías de muñeca y mandíbula y entrevista forense ha concluido que el joven marroquí que se presentó como de 17 años supera los 19. El expediente, que estaba a horas de cerrar su viaje a la peninsula como primer caso del nuevo sistema de reubicación rápida, quedó suspendido y el chico pasará al circuito de adultos. El episodio deja al descubierto, según la publicación, las costuras de un procedimiento que impone un reloj de 15 días para derivar a quienes son identificados como presuntos menores nada más llegar.

El caso arranca el 9 de septiembre, cuando un pesquero con bandera marroquí encalló a pocos metros de la orilla de Órzola y se partió en dos tras arder. Entre los rescatados, un joven con apariencia adolescente dijo haber cumplido 17 años. Su expediente encajó en la vía rápida del nuevo marco legal, que prevé dos velocidades: una ordinaria, de hasta un año para menores ya acogidos, y otra exprés, con 15 días naturales para los recién llegados. Con los criterios de reparto —población, renta y esfuerzo previo de acogida— se le asignó destino en Extremadura. En el propio trámite surgieron dudas de edad y se ordenaron pruebas. El dictamen forense fijó “más de 19 años” y el traslado como menor se canceló.

El resultado evidencia dos problemas que señalan fuentes del proceso: la obligación de actuar en plazos muy estrechos con múltiples administraciones implicadas —Delegación del Gobierno, Fiscalía, comunidad de origen y de destino— y el hecho de que el sistema active derivaciones sobre “presuntos menores” sin exigir de partida una acreditación de edad. Cuando esa acreditación llega tarde y corrige el estatus, los viajes se caen, se bloquean plazas, se reabren expedientes y se multiplican los esfuerzos para los equipos de acogida.

 

Para Lanzarote, el episodio tiene impacto directo. La isla carga con el primer golpe de la ruta atlántica: rescate, atención sanitaria de urgencia, recursos de acogida y dispositivos frente a posibles afecciones ambientales en la franja del Archipiélago Chinijo. Cada expediente que se corrige a destiempo supone más días de ocupación de plazas, más trabajo para servicios sociales y fuerzas de seguridad y más incertidumbre para quienes llegan y para quienes gestionan. La lección es sencilla y práctica: si el modelo quiere funcionar, la verificación de edad debe realizarse antes y de forma homogénea; de lo contrario, el reloj de los 15 días seguirá chocando con la realidad operativa de una isla que ya bastante tiene con sostener los primeros pasos de cada llegada.

 

 

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