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La Casa Amarilla: una década de conocimiento y memoria de Lanzarote

Opinión Por Ascensión Toledo Hernández, consejera del Centro de Datos, Memoria de Lanzarote y
La Casa Amarilla del Cabildo de Lanzarote

 

El 15 de mayo de 2015 abrió sus puertas La Casa Amarilla, en la antigua sede del Cabildo
de Lanzarote, con una misión clara: crear un espacio expositivo público para divulgar el
conocimiento y la memoria de la isla desde sus múltiples capas. Diez años después, puede
decirse que ha cumplido su propósito: casi 100.000 personas han visitado sus
exposiciones, muchas de ellas turistas que han encontrado allí una versión de la isla que
no suele estar en los folletos turísticos.
Una década de exposiciones con rostro propio
En total, 24 exposiciones promovidas o apoyadas por el Cabildo de la isla que han
recorrido temas que van desde la arquitectura tradicional a la invisibilidad de la mujer en la
historia, desde los rituales del Carnaval hasta los paisajes invisibles del agua o la postal.
Cada una de ellas ha sido un ensayo visual, un relato colectivo hilado a partir de fotografías,
objetos, archivos, voces y silencios. Además, el Cabildo ha apostado por la mediación local:
historiadores, artistas, comisarios, colectivos y centros de enseñanza han participado
activamente en los proyectos expositivos.
La primera muestra, Lanzarote a través del cristal (2015) rescató la mirada pionera del
fotógrafo Jacinto Alonso a principios del siglo pasado. Le siguió Paisaje en celuloide (2016),
que exploró las películas rodadas en la isla desde los años 60, y Lanzarote y la tarjeta
postal (2016-17), que reconstruyó el imaginario turístico del siglo XX.
Pero la Casa Amarilla no se limitó a la nostalgia. En Memorias de agua (2018), se abordó el
hito que supuso la llegada de la potabilizadora; en Buches y Diabletes (2019), Benito
Cabrera devolvió protagonismo a los carnavales tradicionales; y en Sombrera (2020-21),
comisariada por Arminda Arteta y Vanessa Rodríguez, se visibilizó a las mujeres rurales y
costeras de Lanzarote, con gran respuesta del público.
Los últimos años han sido especialmente fecundos y se contó con la presencia del
desaparecido fotógrafo Javier Reyes y su Mirada Artesana. Entre 2022 y 2024,
exposiciones como Eco al Planeta, Presente Futurible, realizada por la Escuela de Arte
Pancho Lasso, o Diálogo de postales han mostrado una clara vocación contemporánea,
conectando la identidad de la isla con los desafíos del siglo XXI, o con el mundo Atlántico,
como hiciera la muestra las Puertas de la Macaronesia. Incluso la muerte ha visitado la
Casa Amarilla, de la mano de la exposición Memento Mori.
La voz de la tierra de Los Campesinos, Contra el Olvido de Santiago Alemán, Vestir la ropa
blanca, Las Revoltosas y varias ediciones de la Bienal de Arte organizadas por el MIAC han
completado el grupo de exposiciones acogidas en las salas de la Casa Amarilla.

La memoria y el conocimiento como acto de resistencia

Pero no todo ha sido fácil. El proyecto ha atravesado sus propias incertidumbres y estos
diez años de la Casa Amarilla no han estado exentos de dificultades y, por supuesto, el
margen de mejora es posible. Son retos pendientes: la propia conservación del edificio, que
en unos años cumplirá un siglo desde su construcción, su accesibilidad y su gestión
sostenible, con la inestimable colaboración de los Centros de Arte, Cultura y Turismo.
¿Qué papel juega un espacio como este en pleno siglo XXI, cuando la inteligencia artificial
empieza a reescribir la realidad en tiempo real y el olvido parece programado en nuestros
dispositivos? La memoria colectiva es una construcción, y para una comunidad recordar no
es una actividad pasiva, sino una forma de resistencia ante la amnesia inducida por la
velocidad del presente.
En un mundo sobresaturado de imágenes y estímulos, desde la Casa Amarilla se propone
otra cosa: parar, observar, recordar. ¿Qué queda de la isla que fuimos? ¿Qué futuro
queremos construir? ¿Cómo se conecta Lanzarote con el resto del mundo? ¿Qué papel
juegan las mujeres, los jóvenes, los márgenes?
No es casual que la programación de 2025 incluya una exposición titulada “Diez libros para
una isla”: si tuviéramos que salvar algo antes del naufragio, ¿qué relatos elegiríamos?
La historia de Lanzarote será, en parte, la historia de cómo cuidó sus lugares de memoria.

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