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Coalición Canaria: el abrazo a la extrema derecha es el abrazo al poder

Opinión, por Dolores Corujo

OPINIÓN por María Dolores Corujo, secretaria general del PSOE de Lanzarote y diputada en el Congreso

El pacto de Coalición Canaria (CC) con el Partido Popular (PP) y Vox en Granadilla de Abona no es una excepción ni una casualidad. Es una decisión política deliberada que demuestra hasta qué punto CC ha normalizado su relación con la extrema derecha en Canarias. Ya lo vimos en Teguise, donde CC gobierna con PP y Vox, y en Arona, donde han entregado áreas clave a la ultraderecha. No estamos ante un acuerdo puntual, sino ante una estrategia clara: Coalición Canaria ha decidido abrazar a Vox cuando le resulta útil, sin importar lo que esto signifique para los valores democráticos ni para el futuro de nuestra tierra.

No deja de ser irónico que CC, un partido que se ha presentado siempre como “moderado” y “nacionalista”, haya decidido aliarse con quienes niegan la identidad de los pueblos, rechazan el autogobierno y desprecian la diversidad. Un partido que habla de “defender Canarias” y al mismo tiempo le abre la puerta a una formación que ni siquiera oculta su desprecio por el Estado de las Autonomías. Pero cuando el poder es el único objetivo, cualquier contradicción se disfraza de estrategia.

Porque esto no es cuestión de aritmética política. No es solo que CC, PP y Vox sumen para gobernar en algunos municipios o instituciones. Es que esta alianza representa un modelo de hacer política basado en la exclusión, en la negación de derechos y en el ataque a los avances sociales. Allí donde gobierna la extrema derecha, lo hemos visto con claridad: se recortan derechos, se persigue la diversidad y se ignora la crisis climática. Y CC, con su afán por mantenerse en el poder, ha decidido que ese es un precio que está dispuesta a pagar.

El pacto de Granadilla de Abona es solo una pieza más en un tablero en el que se juega algo mucho más importante que un gobierno municipal. Es la confirmación de que, cuando hay que elegir entre el progreso y el retroceso, entre la democracia y la involución, entre los derechos y el autoritarismo, hay partidos que no dudan en entregarse a la extrema derecha con tal de seguir en el poder. Y Coalición Canaria ha dejado claro en qué lado ha decidido estar.

Lo más grave no es solo el pacto en sí, sino lo que representa: la legitimación de Vox como actor político en Canarias. CC está ayudando a que la extrema derecha deje de ser una amenaza marginal en Canarias para convertirse en un socio de gobierno con poder real en las instituciones. Es un paso más en la deriva reaccionaria de una formación que, cuando le conviene, no duda en camuflarse de progresista, pero que a la hora de la verdad elige el camino más corto para mantenerse en el poder.

Mientras Coalición Canaria sigue su juego de equilibrios, en Lanzarote y en toda Canarias sufrimos las consecuencias de su desgobierno. La crisis del agua, la saturación turística, la emergencia habitacional y el deterioro de los servicios públicos no se solucionan con pactos de poder, sino con políticas responsables y comprometidas con el bienestar de la ciudadanía. Y ahí es donde CC ha fracasado estrepitosamente.

Frente a este camino, hay otro modelo. Un modelo basado en la convivencia, en el respeto a los derechos conquistados, en la defensa de los servicios públicos y en la lucha por una sociedad más justa. Un modelo que apuesta por la sostenibilidad, no por la destrucción del territorio. Un modelo que cree en la igualdad real, no en la propaganda reaccionaria. Desde el PSOE seguiremos denunciando estos pactos de la vergüenza. Porque quienes creemos en una Canarias diversa, justa y sostenible no podemos aceptar que nuestra tierra se entregue a quienes quieren retroceder en derechos y libertades. La historia recordará quién se alió con la extrema derecha. Y Coalición Canaria tendrá que asumir su responsabilidad.

 

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